Fuerza espiritual para cada día

“¿Quién hay en­tre vos­otros que te­me a Je­ho­vá, y oye la voz de su sier­vo? El que an­da en ti­nie­blas y ca­re­ce de luz, con­fíe en el nom­bre de Je­ho­vá, y apó­ye­se en su Dios.” Isa­í­as 50:10

Aquí se des­cri­be la ex­pe­rien­cia de las per­so­nas que te­men al Se­ñor y obe­de­cen a la voz de Su sier­vo - Je­su­cris­to. To­dos aque­llos que si­guen al Se­ñor ver­da­de­ra­men­te, ne­ce­sa­ria­men­te son pro­ba­dos en cuan­to a la au­ten­ti­ci­dad de su dis­ci­pu­la­do, sien­do con­du­ci­dos por va­lles de som­bras de cuan­do en cuan­do. El, co­mo Buen Pas­tor, ha­bla de Sus ove­jas: “Y cuan­do ha sa­ca­do fue­ra to­das las pro­pias, va de­lan­te de ellas; y las ove­jas le si­guen, por­que co­no­cen su voz.” Sin em­bar­go, con res­pec­to a aque­llos que tan só­lo es­cu­chan di­ce: “Pe­ro ellos no en­ten­die­ron que era lo que les de­cía.’ Tam­po­co, hoy en día, mu­chas per­so­nas com­pren­den la ma­ra­vi­llo­sa pro­fun­di­dad a la que nos lle­va el Buen Pas­tor cuan­do nos ha­bla. ¡Eso es un mis­te­rio! Si tú asu­mes una po­si­ción de fe di­cien­do: “Aun­que es­té os­cu­ro y ha­yan ti­nie­blas a mi al­re­de­dor y den­tro de mí, quie­ro es­cu­char Su voz y con­fiar en Su se­gu­ra di­rec­ción,” en­ton­ces, po­drás ex­cla­mar co­mo el sal­mis­ta: “Aun­que an­de en va­lle de som­bra de muer­te, no te­me­ré mal al­gu­no, por­que tu es­ta­rás con­mi­go, tu va­ra y tu ca­lla­do me in­fun­di­rán alien­to.”

ContáctenosQuienes somosPrivacidad y seguridad