Fuerza espiritual para cada día
“He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; y el que creyere en él, no será avergonzado.” 1 Pedro 2:6
Por medio de figuras bien sencillas y de ilustraciones bien gráficas, como una piedra, el Espíritu Santo nos revela la gloria de Jesucristo. El es sumamente precioso para Dios. ¡Qué comunión de inefable ternura existe entre el Padre y el Hijo! Logramos imaginar algo de esa ternura cuando escuchamos las muchas declaraciones de Jesús sobre su Padre, especialmente cuando clama en gran angustia: “Abba, Padre.” O sino, por otro lado, cuando el mismo Padre no puede callar más y proclama desde los cielos: “Este es mi Hijo amado.” Pensando en esto, quedamos muy admirados y adoramos al Señor debido a estas poderosas palabras: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado su Hijo unigénito...”
Jesús es la piedra angular elegida de la iglesia, el fundamento de la salvación determinado por el Padre. Nadie puede colocar otro fundamento. Por ser él la piedra angular elegida por Dios, logramos vislumbrar, en parte, el significado de ser escogido y elegido por Dios, pues todos aquellos que vienen a él son elegidos en Cristo: “Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo...”