Fuerza espiritual para cada día

“Je­sús le di­jo: ¿Tan­to tiem­po ha­ce que es­toy con vos­otros, y no me has co­no­ci­do, Fe­li­pe?” Juan 14:9

El co­no­ci­mien­to ca­da vez más pro­fun­do del Se­ñor Je­sús es de vi­tal im­por­tan­cia pa­ra ca­da hi­jo de Dios. Pe­ro cuan­do la Bi­blia ha­bla de ese co­no­ci­mien­to, no se re­fie­re a un co­no­ci­mien­to in­te­lec­tual, si­no más bien a un co­no­ci­mien­to es­pi­ri­tual. El co­no­ci­mien­to es­pi­ri­tual del Se­ñor Je­sús se trans­for­ma en rí­os de agua vi­va en nues­tro in­te­rior. El fru­to glo­rio­so del co­no­ci­mien­to del Se­ñor Je­su­cris­to es que tú te ase­me­jes a Su muer­te: “A fin de co­no­cer­le, y el po­der de su re­su­rrec­ción, y la par­ti­ci­pa­ción de sus pa­de­ci­mien­tos, lle­gan­do a ser se­me­jan­te a él en su muer­te.” ¡Po­de­ro­sas pa­la­bras! Aquel que lo co­no­ce es­tá dis­pues­to a lle­gar a ser se­me­jan­te en su muer­te, es de­cir, a su muer­te de cruz. ¡Es­to sig­ni­fi­ca el fin de las obras y de los ape­ti­tos de la car­ne! Es­tar de acuer­do con la cruz ha si­do siem­pre una tre­men­da lu­cha pa­ra nues­tra car­ne. Tú lu­chas y te es­fuer­zas pe­ro, con to­do, no re­co­no­ces al Se­ñor cru­ci­fi­ca­do, con lo cual no re­co­no­ces el mis­te­rio de la cruz, el cual es el triun­fo del Se­ñor: “Con­su­ma­do es.” La vic­to­ria so­bre la car­ne pe­ca­mi­no­sa fue ga­na­da ha­ce mu­cho tiem­po. Tú tan só­lo de­bes es­tar dis­pues­to a ser se­me­jan­te a él en su muer­te. De­bes sen­tir así: “... yo sé que en mí, es­to es, en mi car­ne, no mo­ra el bien”, pa­ra, des­pués, con­ti­nuar uni­do a Je­sús en la cruz.

ContáctenosQuienes somosPrivacidad y seguridad