Fuerza espiritual para cada día
“Y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.” Eclesiastés 12:7
Todos nosotros estamos caminando, todos seguimos en dirección a la meta, que es el Dios eterno. En realidad, muchas personas intentaron apartarse de ese objetivo, pero fue en vano. Sin embargo, la persona que está reconciliada con Dios, por medio del Señor Jesucristo, sigue en dirección a la meta con gran alegría y firmeza. Daremos algunos ejemplos de esto:
Abraham. El Señor dice de él: “Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día, y lo vio, y se gozó.” La gran fe de Abraham le hizo seguir, con firmeza, al encuentro del Señor.
Jacob. Poco antes de su muerte exclamó: “Tu salvación esperé, oh Jehová.” Jacob siguió en dirección al Señor pese a que, al estar en Egipto en ese momento, parecía que se había apartado de su objetivo más que nunca antes.
Job. Este hombre que fue probado en forma tan tremenda, pese a su extremo sufrimiento, continuaba viendo su meta. En medio de su indescriptible miseria, él triunfó: “Yo sé que mi redentor vive”.
De todo esto aprendemos: ¡Cuanto más nos apartamos de las cosas de este mundo, por medio de los sufrimientos, con más claridad veremos nuestra meta y estaremos mejor preparados para ir al encuentro del Señor!