Fuerza espiritual para cada día
“En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.” Salmo 119:11
Guardar la Palabra de Dios, es el único medio de permanecer inmunes frente a las tentaciones que Satanás pone en nuestro camino para hacernos caer. Es la fiel Palabra del Señor, atesorada en nuestros corazones, ocupando nuestras mentes e influenciando todas nuestras actitudes cotidianas, la que hará que podamos permanecer firmes en una época que parece tan propicia para alejarnos del Señor. “Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.” Esa palabra nos proporciona toda la plenitud de Dios, ya que Cristo mismo es el Verbo hecho carne, y “en él habita corporalmente toda la plenitud de la deidad.” El profeta Ezequiel fue desafiado a comer la palabra. En Rut 2:14 leemos que ella “... comió hasta que se sació, y le sobró.” Cada vez que comemos del pan que el Señor nos da, nos sentimos saciados y fortalecidos espiritualmente así como, también, luego de una abundante comida nos sentimos bien físicamente. Somos alcanzados con la verdad del Señor, que Cristo nos revela a través de Su Palabra. Nuestro corazón encuentra paz a través de las palabras de Jesús, ya que él mismo es la meta inefable de nuestro amor y de nuestra esperanza. Nuestra expectativa queda satisfecha, porque ¿en quién más podríamos esperar sino en aquél que nos habla? ¿Qué más podríamos desear, nosotros que somos tentados, que dirigirnos hacia la Palabra, a fin de obtener más de Cristo?