Fuerza espiritual para cada día

“Aquel día, cuan­do lle­gó la no­che, les di­jo: Pa­se­mos al otro la­do.” Marcos 4:35

Si bien, al prin­ci­pio, ha­bí­an otros bar­cos cer­ca de ellos, fi­nal­men­te los dis­cí­pu­los que­da­ron so­los - so­los con Je­sús. En­ton­ces se le­van­tó una gran tem­pes­tad. Den­tro de una pers­pec­ti­va pro­fé­ti­ca, és­ta es una ilus­tra­ción del tiem­po del fin, en el cual se en­cuen­tran los hi­jos de Dios en los dí­as ac­tua­les. Los dis­cí­pu­los vi­vie­ron es­tas pe­li­gro­sas ho­ras en me­dio de dos si­tua­cio­nes, por un la­do la pre­di­ca­ción y por otro la apa­ri­ción del rei­no de Dios. So­la­men­te en Mar­cos 5, “al otro la­do del mar”, ve­mos la apa­ri­ción de es­te rei­no, cuan­do las le­gio­nes de es­pí­ri­tus tu­vie­ron que des­a­pa­re­cer rá­pi­da­men­te, y con un gran ala­ri­do, cuan­do Je­sús se acer­có. ¡Qué cua­dro tan ma­ra­vi­llo­so! To­da­vía te­ne­mos la ta­rea de anun­ciar el rei­no de Dios y la ve­ni­da de Je­sús. El es­ta­ble­ce­rá Su rei­no de paz - pron­to se ha­rá vi­si­ble. Los po­de­res de las ti­nie­blas que aún apri­sio­nan a mi­llo­nes de per­so­nas hoy día, han de des­a­pa­re­cer in­me­dia­ta­men­te cuan­do El ven­ga. Creo que hoy nos ha­lla­mos en un pe­rí­o­do de tran­si­ción. Aún pro­cla­ma­mos que Je­sús vuel­ve pron­to, pe­ro to­da­vía no ha vuel­to. En vez de eso sur­ge el tem­po­ral, las olas se le­van­tan, el bar­co de la Igle­sia de Je­sús es­tá en pe­li­gro. Fe­liz de aquél que, en me­dio de to­das las tor­men­tas, es­tá cons­cien­te de la pre­sen­cia de Je­su­cris­to.

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