Fuerza espiritual para cada día
“Y aconteció que descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía, después que hubo hablado con Dios.” Exodo 34:29
La piedad inconsciente es algo maravilloso. Es el irrumpir del esplendor de la gloria de Dios en una vida humana, y ese esplendor es irradiado inconscientemente, porque es obra del Espíritu Santo: No es el “yo” disfrazado religiosamente el que se hace visible. ¿Cuál es el objetivo de tu santificación personal? La meta de Moisés era el Señor. Viviendo en Su presencia, él irradiaba la gloria de Dios. Su faz brillaba porque permanecía persistentemente en la presencia de Dios. “Y él estuvo allí con Jehová cuarenta días y cuarenta noches.” Se podría decir: ‘Este hombre en verdad se tomó el tiempo suficiente para tener comunión con Dios.” Pero yo me asombro mucho más de la inmensa cantidad de tiempo que el Señor se toma a fin de revelar Su gloria y Sus pensamientos a cada uno individualmente, a cada uno que, como Moisés, anhela que eso ocurra. Sin duda, Moisés hubiera sido el primero que podría haber dicho: ‘No tengo tiempo, ya que hay miles de personas que esperan por mí.” Pero él perseveró en la presencia del Señor.