Fuerza espiritual para cada día
“Entre tanto, mi pueblo está obstinado en su rebelión contra mí; y aunque invocan al Altísimo, no lo quieren enaltecer.” Oseas 11:7
¿Cuál es la razón por la que solamente muy pocos creyentes llevan una vida verdaderamente agradable a Dios? En primer lugar, la conocida fatiga espiritual es un obstáculo. No andas al mismo paso que el Señor, aunque tendrías que andar con El y en El. Te quedas atrás, eres perezoso y negligente en la oración y en el servicio, por lo cual se interrumpe la unión viva con el Señor Jesús. La consecuencia son los trastornos espirituales de la circulación. Hebreos 12:3 nos exhorta a no cansarnos ni a desmayar en nuestro ánimo. Pues este cansancio tiene como consecuencia la insensibilidad frente a la Palabra y la incapacidad para recibirla. Por eso, en Isaías 42:20 el Señor dice con tristeza: “Tú ves muchas cosas, pero no las guardas. Los oídos están abiertos, pero nadie escucha.” Estas muy serias palabras nos dan una imagen de la tibieza espiritual. Por eso, queremos jugarnos el todo por el todo. Pues 2 Pedro 1:3 nos asegura que tenemos las mejores condiciones para vivir una vida así: “Su divino poder nos ha concedido todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad por medio del conocimiento de aquel que nos llamó por su propia gloria y excelencia.”