Fuerza espiritual para cada día
“Porque el Señor mismo descenderá del cielo con aclamación, con voz de arcángel y con trompeta de Dios”. 1 Tesalonicenses 4:16
Ya, desde hace mucho, nosotros, como Iglesia de Jesús, unida en el Espíritu Santo, clamamos con anhelo: “¡Ven, sí, ven pronto, Señor Jesús!” Y preguntamos: “Señor, ¿qué esperas todavía?” Permíteme decirte, querido lector, con gran seguridad: Su silencio, en la historia de la salvación, nos promete que tanto más rápidamente aparecerá en las nubes del cielo para llevarnos con El. Toma aliento, hermano afligido, hermana afligida, pues cuando El permanece silencioso, igual está presente y escucha tu clamor. El espera hasta que tu fe llegue a su plena madurez. Entonces clamarás, y El responderá y te dirá: “Heme aquí.” Así los oscuros velos de niebla de las aflicciones serán ahuyentados por el sol de Su sobreabundante gracia. Por eso, te pido de todo corazón: No dejes de buscar y anhelar a tu Señor si quizás, todavía, no has recibido la respuesta anhelada a ciertas preguntas. Antes bien, ¡aférrate a El y persiste en esperar continuamente en El, pues la esperanza de los justos se transformará en alegría! ¡Jesús responde a nuestro clamor! ¡Sí, Jesús viene pronto!