Fuerza espiritual para cada día
“Pero él no le respondía palabra.” Mateo 15:23
Sabemos, por la Escritura, que aquella mujer clamaba al Señor a causa de su hija enferma y atormentada - Y El no le respondía palabra. Ya han pasado algunos días del nuevo año, pero el clamor de tu alma no ha enmudecido, el clamor por ayuda visible y concreta. Pero parece que el Señor no te responde palabra. ¡Qué bueno sería que recibieras, justamente de este texto, el consuelo que esperas desde hace mucho tiempo! - ¿Por qué el Señor no concedió enseguida el pedido de aquella mujer cananea con una fe tan grande? ¿No nos parece duro e incomprensible, cuando leemos: “No le respondía palabra”? ¿No fue buena su oración? ¿No tenía urgencia su problema? Jesús mismo respondió afirmativamente todas estas preguntas, cuando dijo: “¡Oh mujer, grande es tu fe!” A pesar de esto, en el primer momento, El no le respondió palabra. ¡Esta es la manera de actuar del Señor, quien, después de haberse callado, te hace experimentar Su maravillosa ayuda con poder! El silencio incomprensible del Salvador, en tiempos de necesidad, nos hiere con ímpetu. ¿Por qué no dice nada? ¡Para que la fe se aferre, tanto más, al Señor silencioso! Mas ya no está lejos el momento en que el Señor deje de callar frente a ti, respondiendo, como dice Zacarías 1:13, con: “...palabras buenas y palabras de consuelo.”