Fuerza espiritual para cada día
“Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.” Isaías 40:31
Esperando al Señor, recibimos aquello que nos hace mucha falta en la época actual, la renovación de nuestras fuerzas. ¿Te has dado cuenta que el Señor te espera hasta que tú decidas esperarlo a El? Esto lo vemos en el libro del profeta Isaías: “Por tanto, Jehová esperará para tener piedad de vosotros...” El quiere ser uno contigo. Al esperarle, no sólo nos allegamos a El en términos cronológicos, ya que cada día que pasa se hace más cercana Su próxima venida, sino que también nos allegamos en términos de nuestra relación con El. Nuestro ser se va transformando más y más, nos vamos uniendo cada vez más a Cristo hasta ser uno con El, si bien ya lo somos tomando en cuenta nuestra posición como salvos. Pero, desde la perspectiva cotidiana, al esperar a Jesús, nuestra vida práctica también reflejará una profunda unión con el Señor. Al esperarle a El, amigo lector, tus ojos interiores se abren hacia una nueva y gloriosa verdad: Pertenezco a la Iglesia de Jesús. Puedo descansar en El, pues soy uno con Jesús, soy un miembro de Su cuerpo. Aquél que espera a Jesús comienza a comprender que ya no precisa realizar esfuerzos desesperados para permanecer en el Señor, sino que experimentará y sabrá que, en realidad, ya está en Cristo. Tú estás en El y, como rama de la vid, serás constantemente abastecido por Su vida, ya sea que lo sientas o no. De esta manera, la expectativa, el esperar a Jesucristo, ya puede tornarse una maravillosa realidad para ti, desde ahora.