Fuerza espiritual para cada día
“También en el camino de tus juicios, oh Jehová, te hemos esperado.” Isaías 26:8
Necesitamos mucha fuerza y poder interior, lo cual podemos hallar en la tranquila espera y en la confianza, como leemos en Isaías 30:15: “En descanso y en reposo seréis salvos.” Por naturaleza, no tenemos ese sosiego, ese esperar seguros, y eso nos crea muchas dificultades. ¿Por qué? Porque mientras esperamos al Señor, esperamos también muchas otras cosas. Entonces, cuando nuestras expectativas no se realizan inmediatamente nos decepcionamos. Precisamos aprender a esperar exclusivamente en una sola persona: Jesús. Por lo tanto, lo que marca la diferencia no es la perseverancia en sí misma, sino la espera en El, y esa confianza en el Señor no deja que seamos avergonzados. Esta perseverancia en Dios consiste en una expectativa constante e ininterrumpida, es una actitud de espera. Es de profundo significado cuando el salmista exclama: “Dios de mi salvación; en ti he esperado todo el día.” En otras palabras, implica perseverar sin cesar. Aparentemente, existen días buenos y días malos, pero la ininterrumpida espera en el Señor, liberta nuestros corazones gradualmente de los altos y bajos de nuestras emociones. La Biblia dice: “Porque buena cosa es afirmar el corazón con la gracia...” Pero sólo recibimos esa gracia estabilizadora a través de una espera ininterrumpida en El: “Mas yo esperaré siempre...”