Fuerza espiritual para cada día
“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo.” 1 Tesalonicenses 4:16
A este misterio del arrebatamiento, único tanto en la historia humana como en la historia de la salvación, le preceden acontecimientos que se desarrollan en secreto. Así, por ejemplo, se condiciona el arrebatamiento a la conversión de una sola persona. Sí, la conversión de esta última persona que se añadirá a la Iglesia de Jesús, será la que determine el desenlace del arrebatamiento. Porque no todos se convertirán, sino solamente un número determinado de personas de todas las naciones, “... hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles.” En el cielo se registrará exactamente quién se añade a la Iglesia de Jesús y - como se dijo anteriormente - cuando esta última persona se convierta, tendrá lugar el arrebatamiento, lo cual puede suceder hoy mismo. El arrebatamiento es, en realidad, un misterio en la historia de la salvación. En el Antiguo Testamento encontramos dos ejemplos proféticos del arrebatamiento, dos personas que no pasaron por la muerte, sino que fueron tomadas y arrebatadas para estar con el Señor: Enoc y Elías. Ninguno de estos dos hombres murió, y así sirven como ejemplo para la Iglesia de Jesucristo. Nosotros, como miembros del cuerpo de Jesús, esperamos con expectativa no pasar por la muerte. Preferiríamos no ser “desnudados” sino más bien “revestidos” como esos creyentes fieles del Antiguo Testamento. Pablo dice: “No todos dormiremos; pero todos seremos transformados.”