Fuerza espiritual para cada día
“Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.” Juan 15:14
Hay un proverbio que puede aplicarse a la historia de la salvación: “La historia vuelve a repetirse.” Lo que Israel experimentó en la antigüedad también sucede hoy en día. Israel vivió más de cuatrocientos años bajo el dominio extranjero en Egipto. Después, los israelitas fueron quitados de Egipto con mano poderosa, por medio de la sangre de un cordero inmolado, y cruzaron el Mar Rojo: “como por tierra seca.” Luego, entraron al desierto. Allí les sobrevinieron pruebas debido a que se apartaron del dominio de Dios. Eso fue lo que sucedió en aquellos días, y ahora sucede lo mismo. Porque cuando observo estos cuatrocientos años de Israel “sin historia”, corresponden exactamente a aquello que el Señor Jesús dijo, respecto a nosotros, en el Nuevo Testamento: “El que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.” ¿Qué quiso decir el Señor con esto? Muchas personas, todavía hacen muchas cosas sin Jesús. Sí, podemos hacer muchísimas cosas sin él, pero si no estamos bajo la dirección del Señor Jesucristo, si en todo lo que hacemos no permanecemos en él y no tenemos una comunión vital con Su persona, entonces todo lo que hagamos es en vano. La peor insensatez y el absurdo más grande consiste en vivir una vida sin la comunión vital con Jesús.