Fuerza espiritual para cada día
“Con todo, yo siempre estuve contigo...” Salmo 73:23
Muchas veces, las pequeñas palabras tienen un gran significado, y su significado es infinitamente superior cuando están escritas en la Palabra de Dios. Un ejemplo de esas palabras es la expresión “con todo”, que se coloca al principio del pasaje mencionado. Ese “con todo” , ese “sin embargo”, ese “de cualquier manera”, expresa la fe inefable del hombre que se encuentra en la tentación, pero que cuenta con el Señor mismo en medio de las más grandes pruebas. Cuando la paz a tu alrededor comience a desmoronarse, entonces aférrate firmemente a Jesús, de modo que puedas exclamar como Isaías: “... haga conmigo paz.” Ese “con todo” es muy importante cuando llega la vejez. Nadie puede detener el deterioro gradual del cuerpo, pero la persona renacida se goza con el salmista: “Aun en la vejez fructificarán.” O sea, a pesar de que la edad se transparente en nuestro cuerpo físico, espiritualmente podemos continuar siendo fructíferos y útiles en el Reino de Dios.
¡Cuántas veces pronunciaste este “con todo” con gratitud, porque recibiste ayuda del Señor! Fuiste ayudado cuando todo amenazaba con sumergirse, y a causa de tus propios pecados. Con mucha facilidad nos olvidamos de que la oscuridad y los problemas frecuentemente vienen como consecuencia de nuestra propia desobediencia. Más he aquí que, en Su gracia maravillosa, el Señor nos perdona todo, de modo tal que podemos experimentar lo que dice Juan 16:33: “En el mundo tendréis aflicción, pero confiad; yo he vencido al mundo.”