Fuerza espiritual para cada día
“Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.” Mateo 13:30
Aquí no se hace una exhortación para apartar al enemigo, ya que él no está en nosotros, sino más bien fuera de nuestro corazón. Es así que quedamos aparentemente pasivos, sin hacer nada, como el Señor ordenó. Sin embargo, es precisamente esa pasividad en Cristo la máxima actividad espiritual. ¿Rastros del enemigo? Sí, los mismos aparecen de vez en cuando, pero si tú estás protegido en Jesucristo, el enemigo no puede hacerte nada. ¡Borra esos rastros por el poder de la sangre de Jesús! Comienza nuevamente una fiel vida de fe. Procura tener una profunda relación con la Biblia. Preocúpate en dejar en tu camino rastros de luz, huellas que sean una bendición en la vida de otros. Trabaja por amor a Jesús. Propaga la simiente de la Palabra de Dios. Da testimonios convincentes. Esas huellas benditas, llenas de luz, no podrán ser borradas; ellas permanecerán, llegarán hasta la eternidad misma, de modo que un día, en letras doradas, se podrá decir de tu persona, al igual que se decía de aquellos: “... sus obras con ellos siguen.” Anda como el Señor Jesús anduvo, camina con él, entonces dejarás en tu camino rastros que permanecerán por toda la eternidad.