Los rehenes de Hamás en la Franja de Gaza

Fredi Winkler

Como era de esperar desde el principio, los rehenes de Hamás en la Franja de Gaza se han convertido en un gran dilema para el Estado israelí. Los familiares de los rehenes, y miles de personas con ellos, se manifiestan cada semana por su liberación. Pero el asunto no es tan sencillo, porque las condiciones que Hamás impone a Israel son inaceptables. Exige la retirada incondicional de las fuerzas israelíes de toda la Franja de Gaza. También quiere garantías internacionales para la reconstrucción y la continuidad de su régimen en Gaza. Pero es precisamente la eliminación del régimen terrorista de Hamás el objetivo de guerra más importante de Israel. Y en esta cuestión, sin duda alguna, el pueblo israelí está unido. Si no se aplasta completamente a Hamás, toda la guerra habrá sido en vano. La única solución a este conflicto es la destrucción militar de Hamás, de modo que los dirigentes de este grupo terrorista solo puedan salvar, en el mejor de los casos, sus vidas a cambio de los rehenes.

En Israel, y entre los judíos en general, se tiene en gran estima el valor de la vida humana. En el pasado, Israel liberó a unos mil terroristas por un solo soldado israelí, incluido a Yehia Sinwar, el líder de Hamás en Gaza. Por eso, lamentablemente, puede decirse hoy que lo que ocurrió el 7 de octubre y después fue consecuencia de aquella liberación. Este hecho llevó a Israel a la convicción de que algo así no debe volver a ocurrir.

Por eso, la única opción para Israel es luchar hasta que los dirigentes de Hamás estén acabados, no puedan seguir luchando y estén dispuestos a liberar a los rehenes. Por supuesto, este objetivo tiene un alto precio para Israel. Constantemente caen jóvenes soldados israelíes, y hay muchas víctimas también entre los reservistas, de más edad, que son padres de familias. Cada una de estas bajas es un gran dolor y una tragedia para el pueblo israelí, y especialmente para los familiares.

Sin embargo, es asombroso y admirable cómo se mantienen intactas la voluntad de luchar y el heroísmo entre los israelíes. En los funerales de los soldados caídos, sus familiares dan repetidos testimonios de cómo los jóvenes amaban a su país y a su pueblo, y luchaban para que las generaciones futuras pudieran vivir en paz y tranquilidad.

Para los que conocemos la Palabra de Dios y especialmente el Nuevo Testamento, es obvio que el Señor tiene sus propósitos en todo lo que le sucede al pueblo y a la nación de Israel. El plan divino no era solo llevar de vuelta al pueblo de Israel a su tierra. Como todos sabemos, el regreso del pueblo y el establecimiento del Estado de Israel fue un proceso doloroso que costó mucho al pueblo judío. Pero esto no ha sido lo más difícil. La parte más dura del proceso está aún por llegar, a saber, el retorno del pueblo de Israel al seno de la voluntad de Dios, cuando la nación reconozca y reciba a su Mesías.

A veces, antes de entrar en combate, los soldados entonan una canción que dice: “Creo en la venida del Mesías, y aunque demore, seguiré creyendo” —en la situación en que se encuentra Israel, y especialmente sus tropas, es natural que recuerden las promesas de la Palabra de Dios y esperen en Él. 

Esperamos y oramos que el pueblo de Dios se acerque más al Señor a través de todo lo que está pasando, y que reciba la gracia de reconocer al final a su Mesías, que es Jesús, el Hijo más grande de Israel.

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