Conozca a Jesús - Único, Incomparable, Maravilloso

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¡Jesús es único, incomparable, maravilloso! ¡Jesús no puede ser comparado con nada, ni con nadie! Él es el Cristo, el Hijo del Dios vivo.


Tratado Evangelístico (100 unidades) COLORIDO

Descripción del producto

Todos quisieran tener respuestas claras a sus preguntas fundamentales:

• ¿De dónde vengo?
• ¿A dónde voy?
• ¿Soy sólo un producto de la casualidad?
• ¿Tiene mi vida algún sentido?
• ¿Qué significa ser cristiano de verdad?
• ¿Puedo saber si realmente voy al cielo?

¡Usted sólo encontrará respuestas verdaderas y definitivas conociendo a Jesús! ¡Él promete una nueva vida y garantiza un lugar en el cielo - y eso es lo que realmente importa! La Biblia nos muestra la condición para recibirlo: ¡tener genuina unidad de vida con Jesús! Esto sucede a través del nuevo nacimiento (Lea Juan 3:1-8). Nacemos de nuevo espiritualmente por la fe personal en Jesucristo y así nos convertimos en hijos de Dios: “Pero a todos los que lo recibieron (a Jesús), a los que creen en su nombre, les dio derecho de ser hechos hijos de Dios (renacer  espiritualmente)” (Juan 1:12). A menudo se oye: "¡Al final de cuentas, todos son hijos de Dios!" Pero, según la Biblia, eso no es verdad. Se trata realmente de un gran engaño, que lleva a muchas personas a acomodarse y tranquilizarse en una falsa seguridad con respecto a su destino eterno. Todos los hombres son criaturas de Dios; pero hijos de Dios - los únicos que tendrán un lugar en el cielo - son sólo aquellos que han nacido de nuevo a través del Espíritu Santo, como Jesús dijo: “De cierto, de cierto te digo que, a menos que nazca de agua y del Espíritu, uno no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:5).

Quien nació de nuevo, como Jesús explicó, tiene la confirmación y el testimonio del Espíritu Santo en su corazón: "¡Ahora soy un hijo de Dios!" Esto no es signo de orgullo, sino de humildad, pues la persona salva no se basa ya más en sus propias obras, sino únicamente en el Señor Jesucristo. Tal persona reconoció que era pecadora y que no podía ser salvada por buenas obras, ni por cualquier otra cosa. Por eso se llegó a Jesús con el pedido: "¡Mi Salvador, por favor, sálvame!" El Señor no sólo oye esta oración, Él también la atiende: Jesús regenera - hace renacer espiritualmente – a quien lo acepta como Salvador en su corazón. En Apocalipsis 3:20 Él dice: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él, y él conmigo.” Si usted abre la puerta de su vida a Jesús, Él entrará y la transformará. Como consecuencia, el Espíritu Santo le dará la certeza: "¡Ahora soy propiedad de Jesús, ahora soy salvo, ahora voy al cielo!"

¡Jesús es único, incomparable, maravilloso! ¡Jesús no puede ser comparado con nada, ni con nadie! Él es el Cristo, el Hijo del Dios vivo. Por eso, ¡acéptelo en su corazón, sígalo  y conviértase en un cristiano verdadero!

Tratado Evangelístico (100 unidades) COLORIDO

Información Adicional

Páginas 4
Autor(es) Norbert Lieth
Editor Llamada de Medianoche