Descripción del producto
En estos días que vivimos la señal de ser el jefe de familia ya no es llevar los pantalones puestos; sino el tener bajo nuestro poder el control remoto o control a distancia de ese aparato tan característico de nuestra sociedad actual.
Ese electrodoméstico que tiene un lugar preponderante en nuestra sala y cuyo tamaño y agregados tecnológicos hablan de nuestro poder adquisitivo y por ende de nuestra posición social.
¿Pero quién tiene la razón? ¿aquellos que ven en la televisión un poderoso instrumento de información ya que comparte con todos las noticias al mismo tiempo y por lo tanto al traer más información nos garantiza mayor libertad de decisión e igualdad de oportunidades?
¿O están en lo cierto aquellos otros que culpan del aumento de la violencia especialmente entre los adolescentes y jóvenes a la cantidad de programas violentos que éstos consumen a través del televisor? ¿Usted qué cree?
Creemos que ni lo uno ni lo otro. La televisión no es por sí misma la cura para todos los males de nuestra sociedad (analfabetismo probreza etc.) ni es la culpable de nuestros problemas. Como muchos otros instrumentos la televisión no es buena ni mala en sí misma; sino dependiendo del uso y propósito que le demos.
Lo que sí es decisivo es que nos dejemos dominar por el Espíritu Santo y sepamos discernir claramente qué se nos es transmitido a través de los diferentes programas.
Por desdicha para muchos padres el televisor cumple la función de niñera de sus hijos. Por lo tanto en esta publicación se nos advierte claramente de programas totalmente nocivos para nuestros hijos para que como padres les ofrezcamos otras opciones a ellos y no nos quedemos admirados el día de mañana de las actitudes de nuestros hijos.