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Hoy en día la palabra corrupción se utiliza constantemente tanto en las noticias como en las conversaciones. Cuando pensamos y hablamos de la corrupción esta se relaciona rápidamente con los gobernantes políticos grandes empresarios los clubes de fútbol o los partidos políticos. Pero ¿se reduce la corrupción solo a estas personas? ¿No será que también nosotros en nuestras actividades formas de pensar y actitudes somos corruptos de alguna manera? ¿Nunca nos quedamos con un poco más del cambio cuando el vendedor se confundió al hacer sus cuentas? ¿Nunca cruzamos la calle cuando ya se encendió la luz roja porque íbamos apresurados? ¿Nunca miramos y descargamos de la red películas y música de manera ilegal?
A menudo estamos buscando maneras de aprovecharnos fraudulentamente de las situaciones que nos rodean para nuestra propia comodidad es decir estamos practicando la corrupción.
El significado del término corrupción presenta tres aspectos:
1. Acto o efecto de corromper o corromperse;
2. Descomposición física de algo; putrefacción;
3. Modificación de las características originales de algo.
Fue precisamente este tercer aspecto lo que pasó con el hombre. Después que Dios creó al hombre de acuerdo con Su imagen y semejanza vino la caída de este al desobedecer a Dios en el Jardín del Edén. Desde entonces cada ser humano nace con la naturaleza pecaminosa es decir los rasgos del hombre original fueron modificados. En otras palabras el hombre se ha corrompido a sí mismo.
La pregunta que viene a nosotros es: "¿Cuál es la raíz de esta corrupción?"
La Biblia nos da la respuesta. En Mateo 15:19-20a ella dice: "Porque del corazón salen los malos pensamientos los homicidios los adulterios las fornicaciones los hurtos los falsos testimonios las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre".
Y en Jeremías 17:9 está escrito: "Engañoso es el corazón más que todas las cosas y perverso; ¿quién lo conocerá?"
Así que si todos estamos contaminados por el pecado todos somos corruptos ante Dios. Pero ¿hay alguna manera de salir de este problema? ¿Hay esperanza para los seres humanos? ¿Se puede cortar la raíz de la corrupción?
Sí Dios mismo proveyó la salida al darnos a Su propio y único Hijo Jesucristo para morir en la cruz por nuestras culpas. Allí en esa cruz Jesús tomó todos nuestros pecados para que podamos conseguir el perdón y una nueva vida. Si reconocemos que de nuestro corazón no viene lo bueno y aceptamos la salvación ofrecida por Dios - a través de Jesús - se transformará nuestro corazón. ¡Él perdona nuestros actos de corrupción y no dará una nueva vida!
¡Acepte ahora mismo esta oferta de salvación que Dios le hace a usted!
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