Descripción del producto
Después de haber tenido una infancia y juventud problemáticas, Juan Newton se unió al barco de su padre en el comercio del Mediterráneo. Cayó en las fosas de la inmoralidad, libertinaje y la infidelidad. Alguien dijo que podía maldecir y jurar durante dos horas y sin repetirse. Después de ser despedido por su propio padre, sirvió en barcos esclavistas, en los que él mismo se convirtió en el esclavo de la esposa africana de su jefe.
Cuando estuvo al borde de la muerte en una violenta tormenta en el mar, se volvió al Señor, y más tarde, se convirtió en ministro del evangelio que él tanto había despreciado.
Su experiencia personal de salvación está consagrada en este himno muy conocido. Por una curiosa providencia, este himno ha llegado a estar varias veces en las listas principales de música popular entre personas que probablemente son ajenas a la sublime gracia de Dios.
Sublime gracia del Señor
Que a mí pecador salvó;
Fui ciego mas hoy miro yo
Perdido y el me amó.
De ésta gracia inmerecida que ha alcanzado a todo pecador arrepentido trata este libro, mostrando las cualidades de la misma, a la cual no se puede agregar nada para ser salvo.