¿Es Juan una reencarnación de Elías?

Pregunta: En 2 Reyes 2 leemos acerca del profeta Eliseo y como él fue al cielo, en un carro de fuego con caballos de fuego. Y en Malaquías 4:5 dice: “He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible”. En Mateo 17 leemos de la transfiguración de Cristo en un monte alto y de que Jesús estaba junto con Moisés y el profeta Elías. Los discípulos preguntaron a Jesús: “¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero? Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas. Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos. Entonces los dicípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista” (Mateo 17:10-13). ¿Se trata aquí de una reencarnación? Hay quienes afirman que el hombre pasa por dos o tres reencarnaciones. Aun el filósofo Alemán Goethe era un defensor de la doctrina de la reencarnación.

Respuesta: No, esto es mera antroposofía. No creo en ninguna reencarnación del profeta Elías en Juan el Bautista, sino que creo más bien que, cuando Jesús dice que Elías ya ha venido, Él se refería a la tarea y al mismo sentir de Juan el Bautista. Ambos eran siervos de Dios, los dos vivían en forma ascética. Ambos predicaban la Palabra del Señor con autoridad. Si fuera correcta la afirmación que se trata de una reencarnación tendríamos que decir con la misma razón, que nuestro Señor Jesucristo es una reencarnación de David, ya que el Señor dice con mucha frecuencia por el profeta que Su siervo David ocupará el trono, a pesar de que esto se refiere a Jesucristo (cfr. Ez. 34:24; 37:24-25). Pero una cosa es cierta: es que Malaquías 4:5: “He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible”, todavía no se ha cumplido. En Apocalipsis 11 vemos el cumplimiento: Elías y Moisés juntos se manifiestarán como los dos testigos del Señor antes del día grande y espantoso de Jehová, levantándose en Jerusalén (veáse El Apocalipsis de Jesucristo– una exposición para nuestra época, Tomo 2).

Wim Malgo

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