Y el mundo calla

Zwi Lidar

Solamente los EE.UU. parecen tomar en serio las amenazas que el Irán emite contra Israel. Los Estados occidentales del mundo callan en su mayoría. ¿Podría ser que los líderes de los países europeos hayan olvidado las enseñanzas del Holocausto?

Hace algunas semanas atrás, Israel nuevamente celebró el día conmemorativo por las víctimas del Shoá, que según el calendario judío, este año cayó en el 2 de mayo. Este día, la gente en Israel se dedica a conmemorar el asesinato de más de seis millones de judíos por los nazis alemanes y sus cómplices. Es un día de duelo, que no tiene nada que ver con perdonar. Los nazis nunca se reservaron su intención de exterminar el pueblo judío. Muchos, que ahora miran hacia atrás, no pueden entender que los líderes de aquel tiempo no tomaran en serio una obra como Mein Kampf de Hitler, y que, si bien escuchaban sus discursos, no quisieron tener en cuenta los pasos anunciados. En otras palabras: ellos no accionaron a tiempo para evitar, antes de la catástrofe, ese mal inconcebible que crecía en Alemania y se extendía.

Justamente ante este trasfondo, es difícil comprender cómo el mundo occidental nuevamente se mantiene inactivo cuando Irán no solamente despotrica contra Israel, sino que está activo en muchos frentes para implementar un plan: la erradicación del Estado judío del mapa. Los paralelos que se abren son demasiado claros. Ya con la proclamación de la República Islámica Irán en 1979, su fundador Ayatolá Jomeini dejó claro sin lugar a dudas, que la eliminación del estado judío para los musulmanes representa un mandamiento religioso. Su sucesor, Ayatolá Jamenei, avanzó un paso más todavía, y estableció una fecha concreta para la implementación de este mandamiento religioso: hasta el 2040 el Estado judío tiene que haber desaparecido de la faz de la tierra. Para tener este objetivo presente de forma práctica, se instaló, en una plaza central de la capital iraní Teherán un reloj, que representa la cuenta regresiva hasta el primero de enero de 2040. Un cartel instalado allí señala en varios idiomas la quintaesencia de esta cuenta regresiva: “Este es el tiempo que falta hasta la destrucción de Israel”. Que una instalación de este tipo siquiera exista, y eso, además en un lugar central de una capital, y que esta finalidad, vez tras vez, pueda ser propagada libremente en los medios de comunicación, ya de por sí es una vergüenza. Igualmente vergonzoso es, que los dirigentes del mundo callen sobre eso. Los días cuando se publicó Mein Kampf, y los años que le siguieron en los que el libro se volvió cada vez más popular, parecen estar repitiéndose.

Mientras que a los responsables de decisiones en el mundo aparentemente se les puede negar su seriedad, se tiene que comprender que los iraníes trabajan tanto más seriamente en su objetivo. Una gran maniobra militar, en cuyo curso se utilizaron cientos de drones que pueden ser equipados con medios bélicos, recibió el lema conciso: “Vayamos a Jerusalén I”. Después de esta maniobra, el comandante interino de la Guardia Revolucionaria Iraní, Hossein Salami, tuvo una gran salida a escena en la televisión iraní, presentando otra vez directa y abiertamente el objetivo estratégico de Teherán: “Israel será borrado del mapa mundial político”. Ayatolá Jamenei publicó en Twitter: “El régimen sionista será eliminado en un futuro no muy lejano”.

Una maniobra grande con objetos voladores no tripulados pero armados no es nada extraño, al menos no en el Irán. Allí se hace mucho revuelo por todas las armas de guerra, y siempre se los conecta con el objetivo de superior prioridad de los iraníes, la erradicación del Estado judío. Pero, naturalmente, los iraníes no presentan todos sus esfuerzos públicamente en este frente. Se dice que el servicio de inteligencia iraní estaría manteniendo no menos de 30 000 agentes en el mundo entero, de los cuales muchos se encuentran en posición para realizar acciones contra Israel. El camuflaje de dos personas de este ejército de agentes –un hombre y una mujer– fue descubierto recientemente en Argentina, en el aeropuerto de Buenos Aires. Lo interesante es que estos dos iraníes, que planeaban un atentado terrorista según se supo, estaban de viaje con pasaportes israelíes falsificados. Sin embargo también en Europa los agentes iraníes están activos. Hace no mucho tiempo atrás, la inteligencia extranjera israelí Mossad pudo dar un indicio decisivo que ayudó a frustrar un atentado iraní contra iraníes en exilio que critican el régimen. En Asia, el Irán se ha establecido sobre todo en Malasia. Además de eso, organizaciones terroristas como Hezbolá y Hamás desarrollan sus actividades nocivas en nombre del régimen iraní. Todos ellos persiguen un objetivo final: el desmantelamiento del Estado de Israel.

El banco de datos de los servicios de inteligencia occidentales llega a magnitudes de memoria enormes a causa de las actividades iraníes en el mundo entero. Pero a pesar de todos esos conocimientos presentes ante occidente, reina el silencio entre los responsables de la toma de decisiones o, en el mejor de los casos, una referencia atenuadora, es decir apaciguadora. Sin embargo Israel, aquel país que los iraníes desean borrar de la faz de la Tierra, no se deja desconcertar y se opone a este enemigo. Israel no es activo exclusivamente en Siria contra los iraníes. El pequeño Israel sabe que, de su lado, se encuentran los EE.UU. poderosos bajo la dirección del presidente Trump, quien no solamente rescindió el tratado nuclear e impuso nuevas sanciones contra el Irán, sino que recientemente dio un paso más: hizo declarar como organización terrorista a la Guardia Revolucionaria Iraní. Frente a esto, sin embargo, los liderazgos de los Estados europeos, que casi todos tuvieron que sentir los tormentos del régimen nacional-socialista, miran inactivos. Aun cuando la historia nunca se repite en todos sus detalles, este silencio ya es conocido del pasado, y debería hacer que los liderazgos y los que toman las decisiones estuvieran sumamente avergonzados.

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