Sueño en espera

Zwi Lidar

El sueño de un gran Israel regresó al escenario político: se reclama la soberanía sobre las regiones bíblicas de Judea y Samaria. ¿Realmente hay más en perspectiva que una soberanía parcial?

Yossi Dagan ocupa el cargo de director de la administración regional de Shomron y le gustaría regresar a su hogar en el norte de la región bíblica de Samaria. Él es uno de un grupo de varios cientos de colonos que en 2005 tuvieron que evacuar sus casas en el curso del así llamado plan de desacoplamiento del entonces primer ministro Ariel Sharon. En el verano del año 2005, Israel no solamente retiró su ejército de la Franja de Gaza. También todos los colonos tuvieron que marcharse. Este plan implementado por Sharon también afectó a colonos en el norte de Cisjordania. Allí fueron desarmados los asentamientos Chomesh, Ganim, Kadim y Sa Nur. Ahora ellos iniciaron una campaña pública con la que reclaman su regreso a esos asentamientos israelíes abandonados.

En el transcurso de los años que pasaron desde el desalojo, los habitantes de estos cuatro asentamientos por lo menos unas diez veces comenzaron un intento de hacer abolir la ley que determinó su evacuación. Sus solicitudes siempre fueron rechazadas por el Primer Ministro Netanyahu. Pero ahora, así esperan ellos y otros grupos de la población israelí, podría haber llegado su hora de finalmente logar un cambio de esa decisión de 2005. Ellos suponen que el presidente de EE. UU., Donald Trump, puede jugar un rol en eso, ya que nunca antes hubo un presidente de ese aliado poderoso del Estado judío que tuviera una disposición tan favorable hacia Israel. Por causa de la perspectiva de que nuevamente habrá un gobierno israelí de clara orientación de la derecha conservadora, y del hecho que el mundo árabe ha caído en una actitud de espera vacilante, ellos creen que ha llegado la hora de actuar. Les parece que esta sea la única ventana de tiempo que jamás se les abrirá para derogar esta parte del plan de desacoplamiento y hacer realidad su sueño de un gran Israel: la soberanía israelí sobre las regiones bíblicas de Judea y Samaria, aquel territorio que también es denominado Cisjordania.

A primera vista hay algo de verdad en el enfoque de Dagan. Pero a pesar de que ideológica como también políticamente visto, Netanyahu está en el deber de la visión de un gran Israel, se debe dudar si Israel realmente podría declarar su soberanía sobre Judea y Samaria. En vísperas del plan de paz de Trump, ya repetidamente se hizo oír el hecho de que este plan exige ciertas renuncias de ambos lados. Israel tendrá que hacer concesiones, no importando lo favorable que sea la administración estadounidense bajo Trump. Que ese tipo de concesiones tengan que ver con Cisjordania está claro, aun sin conocer los detalles del “Acuerdo del Siglo”. Por el otro lado, también quedó claro, de antemano, que aun así Israel podrá esperar una “cierta soberanía”, tratándose de la región restringida de la así llamada Zona C de Cisjordania, que ya desde el tiempo de los Acuerdos de Oslo se encuentra bajo el control de Israel tanto en lo civil como en lo militar. Además, se desprende de las informaciones que trascendieron con respecto al plan de Trump, que los EE. UU. supuestamente no tienen nada contra una soberanía israelí sobre asentamientos israelíes ya existentes en Judea y Samaria. Exactamente en este contexto se deben situar las declaraciones que Netanyahu hizo durante la campaña electoral israelí sobre los temas anexión y Judea y Samaria.

Los palestinos, incluso sin conocimientos exactos sobre los detalles del plan de paz, ya tomaron precauciones y han aclarado a banderas desplegadas que bajo ningún concepto consentirán a una soberanía israelí en Cisjordania, no importando si es restringida o si lo abarca todo. Ellos anunciaron que una medida de ese tipo llevará al caos, y a consecuencia de eso alterará el orden público. Jordania ya expresó su preocupación de que puedan darse disturbios violentos en esas regiones, en lo cual también se tiene en la mira que las repercusiones de una situación de ese tipo podrían llegar incluso hasta Jordania.

Una advertencia similar también fue expresada por expertos israelíes de seguridad. Ellos, juntamente con expertos en temas de economía, advierten contra un paso de ese tipo y sus implicaciones. Ellos consideran que tan solo la anexión de la Zona C al estado de Israel podría costar una suma anual de 7,5 mil millones de shekel (alrededor de 1,8 mil millones de euros); esto bajo la condición de que no llegue a haber disturbios, que devorarían sumas adicionales. Por el otro lado, también se debe tener en cuenta que la Autoridad Palestina (AP) se encuentra financieramente ante la quiebra. La perspectiva de tener que soportar los costos para los alrededor de 2,5 millones de palestinos que viven en esa zona, la posibilidad de ser confrontados con una nueva insurrección popular, y eventualmente también tener que vérselas con sanciones internacionales, hacen que los expertos expresen advertencias fuertes. Ellos creen que la anexión de la Zona C a Israel representa un peligro masivo para la economía del Estado de Israel. Para poder reunir los fondos requeridos para eso, todos los ciudadanos israelíes deberían aceptar que su presupuesto se reduzca en hasta un 37 por ciento. Eso para muchos sería una magnitud que sencillamente no sería posible efectuar, de modo que este tema también va de la mano con implicaciones socio-políticas.

Una mirada a la realidad quizás le prometa a Yossi Dagan una buena oportunidad de retomar la lucha por su antiguo hogar. Pero justamente esa realidad también pone en perspectiva que con gran probabilidad no podrá regresar a su asentamiento abandonado en 2005.

ContáctenosQuienes somosPrivacidad y seguridad