
¿Presagios del Tercer Templo?
Si bien el judaísmo en general llora la pérdida del templo, solamente una minoría se prepara para la construcción del Tercer Templo. Nada menos que zorros fueron los que ahora despertaron entre muchos más judíos la esperanza de la reconstrucción del templo.
Hace solo unas semanas, que el pueblo judío celebró el día de ayuno más estricto después de Yom Kippur –y con 25 horas también el más largo–, el Tisha BeAv, el día 9 del mes judío Av. Es un día de duelo, ya que según la tradición judío en esta fecha ocurrió tanto la destrucción del Primer Templo como también la del Segundo, o sea eventos incisivos de la historia judía, que ocurrieron en 586 a.C. y 70 d.C. Ese día, sin embargo, también representa otros sucesos dolorosos para los judíos, ya que el Talmud dice que en esa fecha le fue revelado al pueblo de Israel, que después del Éxodo debería andar otros 40 años por el desierto (Nm. 14), y además esta es denominada como fecha en el que la Revolución de Bar Kojba contra los romanos fracasó definitivamente, y justo un año después, 136 d.C., Jerusalén fue saqueada. Además dice la leyenda rabínica, que el 9 del mes Av nace el Mesías.
Una y otra vez aparecen esperanzas en grupos judío-piadosos, que el tiempo se esté acercando en el que nuevamente habrá un templo. Seguidores de los fieles del Templo se preparan para el día añorado, reconstruyendo herramientas antiguas para la construcción del templo, confeccionando vestimenta tradicional y fabricando también instrumentos musicales. Para dar vida al templo a través de ritos antiguos, otros judíos muy piadosos se encargan por ejemplo de criar una vaca roja, ya que se necesita su ceniza mezclada con agua para que los sumo-sacerdotes otra vez sean considerados puros y puedan siquiera realizar los servicios del templo. Todos estos son aspectos que electrifican a muchos judíos y despiertan grandes esperanzas, sin embargo en la última fiesta de Tisha BeAv no eran vacas, sino zorros que se encargaron de causar sensación en círculos religiosos.
En ese día de duelo, en las sinagogas de todo el mundo se lee el libro bíblico de Lamentaciones. En el capítulo 5, versículos 17-18 dice: “Por esto fue entristecido nuestro corazón, por esto se entenebrecieron nuestros ojos, por el monte de Sion que está asolado [y] zorras andan por él.” Cuando luego circulaba por la prensa que en el entorno del Muro de los Lamentos verdaderamente se habían visto zorros, todos los que recién lloraban, señalaron llenos de esperanza el folleto talmúdico Makkot 24b. Este texto antiguo describe, cómo el Rabino Akiva peregrina a Jerusalén juntamente con otros rabinos amigos. En medio de los escombros del templo destruido vieron un zorro. Mientras que el rabino Akiva se reía al ver el zorro, los otros lloraban, ya que les parecía terrible que un animal de ese tipo estuviera merodeando en un área tan sagrada. El rabino Akiva de lo contrario se acordaba de Miqueas (3:12) y Zacarías (8:4): Si bien Jerusalén se había convertido en un montón de escombros, el hecho es que esa profecía se tiene que cumplir, para que otra profecía pueda entrar en cumplimiento: la reconstrucción del templo.
Por eso, la noticia de haber observado zorros en la región del Muro de los Lamentos –se informaba del avistamiento de varios zorros en algunos días consecutivos en las horas tempranas de la mañana– en muchos judíos piadosos provocó grandes esperanzas de que el tiempo decisivo se esté acercando. El rabino del Muro de los Lamentos, rabino Shmuel Rabinowitz, sin embargo, no hizo como el rabino Akiva, sino se unió a los que lloraban, esto sin embargo no por duelo por el desmoronamiento del templo, sino en expectativa feliz: “Uno no puede sino llorar, ya que ‘zorros andan por él’ significa sin lugar a dudas el cumplimiento de la profecía.”