
Nuevos conocimientos sobre los edomitas
Quien conoce la Biblia, también le es conocido el término Edom. Nuevos conocimientos arqueológicos señalan la necesidad de tener que reexaminar tesis viejas.
¿Quiénes eran los edomitas? Posiblemente uno de los miembros más conocidos de este pueblo fue Herodes. A qué se debe el origen del nombre edomita, que señala el color rojo –en hebreo adom– solo se puede suponer. En la región de asentamiento de este pueblo contado entre los hebreos, el valle Aravá, se destacan unas montañas de arenisca que relucen de color rojizo. En Génesis 25:25, sin embargo, leemos que el nombre se debe a la cabellera rojiza de Esaú, el hermano de Jacob, quien con su familia fue a vivir a esa región porque no era buena la relación de los hermanos, ni había suficiente tierra para los dos. Sin embargo, Edom también nos es conocido a través de testimonios escritos extra-bíblicos, ya que los egipcios de la 18va. dinastía (aprox. a partir de 1550 a.C.) mencionan a Edom en una lista sobre pagos de tributo, y en el siglo octavo antes de Cristo, este pueblo es mencionado en las escrituras cuneiformes asirias.
De la Biblia sabemos aún mucho más sobre los edomitas: en Génesis 32:4 y Josué 11:17 encontramos indicaciones acerca de la región de asentamiento, y Génesis 36:10-43 nos informa sobre el patriarca Esaú y el sometimiento de los edomitas bajo el reino de David. La Biblia además nos informa de que alrededor del 850 a.C. Edom se separó de Judá y eligió reyes propios, cuyos nombres encontramos en Génesis 36:31-39. También sobre la historia de los cambiantes gobernantes extranjeros en los siglos posteriores tenemos conocimientos, y del mismo modo, sobre el dios principal Qaus, a quien los edomitas le adjudicaban una posición extraordinaria, razón por la cual, según Jueces 5:4, Edom puede ser contado entre aquellos países en los que JHWH se dio a conocer. Aún así, existen muchas interrogantes con respecto a los edomitas, de modo que las investigaciones arqueológicas más recientes contribuyen conocimientos importantes, pero también impulsan hacia una revisión de los paradigmas tradicionales.
Primero, en el 2014 hicieron los titulares los resultados de las pruebas de restos orgánicos del Valle Timna –una de las minas de cobre excepcionales de la región de los edomitas. Dos años más tarde, estos nuevos conocimientos fueron cimentados por el hallazgo de restos de telas. Hasta que en los 50 se realizaran estudios sistemáticos en Timna cerca de Eilat –lo que hoy es uno de los parques nacionales más hermosos del Estado de Israel– se adjudicaba la explotación de esta mina de cobre al Rey Salomón. Fue entonces que se descubrió un relicario egipcio y se transfirió la línea del tiempo al período del Nuevo Reino Egipcio (300 años antes de Salomón). También, después de eso, se seguía suponiendo que allí tuvieron que trabajar esclavos. Sin embargo, el examen de restos orgánicos, como también el estudio de restos de telas del siglo X a.C. que, dicho sea de paso, quedaron preservados solo por el clima extremadamente seco, dio que allí trabajaban artesanos que eran atendidos con los mejores alimentos importados y se vestían con ropas exquisitas. Esas fueron primeras sorpresas que, no solamente desecharon la tesis acerca del trabajo de esclavos, sino también hicieron tambalear las suposiciones tradicionales de que pueblos nómadas y semi-nómadas no forman estructuras complejas y sistemáticas de dominio que son necesarias para operar una mina de ese tipo.
Ahora los arqueólogos se pusieron a investigar nueva e intensivamente todos los elementos indicativos en Timna. Paralelamente, se investigó una mina en la tierra de los edomitas en el Wadi Faynam del Jordán, el lugar llamado Punon en la Biblia. Ambas minas son impresionantes –especialmente para el período histórico en que fueron operadas– ya que tan solo en Timna, se descubrieron 10 000 túneles que en parte resultan en un sistema complejo que llegan profundamente dentro de la montaña. También los lugares de procesamiento de la materia prima extraída señalan un conocimiento extremadamente avanzado y una artesanía avanzada. Con base en exámenes de radiocarbono, los científicos tuvieron que reconocer que ambas minas fueron operadas en el mismo período, es decir del siglo XI al siglo IX antes de Cristo, después de la retirada de los egipcios. Como en esa región, de otro modo no había asentamientos fijos, debe ser que aquel pueblo que vivía allí y acostumbraba llevar una forma de vida nómada y era el responsable de la operación de esa mina. Justamente ante este trasfondo ,ahora se han iniciado acalorados debates técnicos .
El paradigma arqueológico como también teológico parten de la base que los “pueblos que vivían en carpas” no levantaban infraestructuras que permitían convertirlos en pueblos dominantes. La arqueología básicamente mide el poder de un pueblo en sus construcciones hermosas o incluso monumentales, y la influencia a menudo no es solo atribuida a testimonios escritos, sino también a la cantidad de escritos. Y el hecho es que los nómadas no dejan ninguna de esas dos cosas, pero aun así, estas minas de cobre señalan que allí se acumulaban y aplicaban conocimientos, se realizaba importación y exportación, y que a pesar de la “vida en campamentos de carpas” existían estructuras que los científicos en realidad atribuyen solamente a centros urbanos. De esto surge el desafío de reexaminar el enfoque sobre culturas que hasta ahora eran “transparentes”, y que por esa razón en realidad eran clasificados como “jugadores que no podían ser tomados en serio”. Este es un debate profesional que también tiene consecuencias sobre la discusión científica acerca del carácter del reino de David, ya que todos los científicos, no importando si representan el enfoque minimalista o maximalista, tendrán que tratar con preguntas básicas con respecto a nuestro enfoque de pensamiento tradicional, si “culturas que viven en carpas”, después de todo, no habrían sido superiores a las sociedades urbanas, o al menos habrían estado al mismo nivel que ellas.