Milagros en alturas elevadas

Mori Lidar

El techo de la cabina de un avión de combate F-15 de las Fuerzas Aéreas israelíes se desprendió durante el vuelo a nueve kilómetros de altura. Contrario a las órdenes para ese tipo de casos, los pilotos no abandonaron el jet, sino que realizaron un aterrizaje de emergencia exitoso.

Una escuadrilla de aviones de combate F-15 despegó de la base aérea en Nevatim en el Sur de Israel para un vuelo de práctica nocturno. Sin ninguna señal previa y sin razón aparente, en uno de los aviones, repentinamente, durante el vuelo, se soltó el techo de la cabina. A pesar de esta situación potencialmente mortal, que pareció deberse a un defecto técnico, por lo que se puede decir por investigaciones posteriores, tanto el piloto Y, como también el navegador R, se mantuvieron tranquilos y sensatos. Ellos se encontraban a una altura de nueve kilómetros y precisamente volaban sobre el mar abierto. De repente, se vieron expuestos a los elementos sin protección, y los envolvió un frío de menos 40 grados. De ellos, tiraban un viento y una succión enormes. En una situación de ese tipo, la tripulación tiene órdenes de salvarse por medio de asientos eyectables, pero estos dos decidieron que no dejarían que su avión se estrellara, sino que se quedarían a bordo y tratarían de aterrizar.

En el correr de unos segundos después de haberse desprendido el techo de la cabina, los dos iniciaron todas las medidas de emergencia obligatorias. Bajaron sus asientos de modo que quedaran lo más bajos posible dentro de la cabina y así estarían más protegidos del viento. Llevaron el avión a una altura de vuelo más baja y disminuyeron la velocidad. Luego, se pusieron en contacto por radio con la próxima base aérea, dando informe sobre el incidente y su estatus. El personal de la base aérea fue puesto en alerta máxima y se preparó para un aterrizaje de emergencia. Sin lugar a dudas, fue una situación muy especial. En la historia de los aviones de combate modernos, se sabe tan solo de cuatro incidentes similares en los que se despegó el techo de la cabina sin que el avión se estrellara. De este modo, el piloto Y y el navegador R pasan a la historia como caso número 5.

Las grabaciones de los diálogos entre el piloto y el navegador sentado detrás de él, así como de sus radiogramas con el centro de control, documentan que los dos mantuvieron calma y cautela todo el tiempo y que casi a sangre fría reaccionaron a esta emergencia. Más allá de los primeros segundos frenéticos después de despegarse el techo de la cabina y los dos tratando de comunicarse entre sí a pesar del viento, ellos manejaron la situación con profesionalidad destacada, lo que también fue el caso en cuanto al aterrizaje de emergencia.

“El techo de la cabina, de repente, ya no estaba, sencillamente se desvaneció, sin que destellara ninguna advertencia de un problema técnico”, indicó el portavoz de las Fuerzas Aéreas Israelíes después del aterrizaje seguro de los dos pilotos. “Se trata de un contratiempo excepcional; casi nadie logra superar una emergencia de este tipo sin sufrir daños, es decir sobrevivir. Ellos dos no se han salvado a través de sus asientos eyectables, sino que realizaron un aterrizaje exitoso. Eso no solamente exige competencias notorias, sino también una fuerte porción de coraje.”

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