Mega heroína

Mori Lidar

La maestra suiza Elisabeth Eidenbenz, a través de su esfuerzo altruista, salvó la vida de cientos de niños durante la Segunda Guerra Mundial. En reconocimiento de su mérito, ella fue homenajeada como “Justa entre los Pueblos”.

De tiempo en tiempo salen historias a luz que nos hacen recordar que el verdadero heroísmo tiene que ver con la moral y el valor, cuando estos llegan a ser expresados en el lugar correcto y de la manera correcta. Esto, a menudo, se relaciona con un idealismo altruista y con el tomar riesgos con respecto a la vida propia. Una historia de este tipo es la de Elisabeth Eidenbenz, una mujer suiza nacida en 1913. Justo antes del tiempo nacional-socialista fue que ella terminó su educación como maestra de primaria en el seminario de maestras de Zúrich, y a continuación, salvó la vida a unos 600 niños, poniéndolos a salvo de la detención por los fascistas españoles y de los nacional-socialistas alemanes.

Su padre era pastor evangélico en Wila y Stäfa. Después de su formación como maestra, ella asistió a una escuela de economía doméstica y daba clases a niños difíciles de educar en Winterthur. Cuando estalló la guerra civil en España, la conmovía el sufrimiento de la gente allí. Por intermedio de otro centro educativo en Dinamarca, ella comenzó su trabajo en España en enero de 1938. Allí Elisabeth se unió a la organización SAS, también conocida bajo el nombre de Asociación de Ayuda Suiza a los niños de la guerra. Con esto, ella a su vez, se puso del lado de todos aquellos que de maneras muy diversas luchaban contra el dominio fascista.

Al colapsar la república española, muchos republicanos huyeron a Francia. Ella se sintió especialmente atraída por la región conocida como Roussillon, que es considerada como la Cataluña francesa. En el Campo de Rivesaltes, en el cual más adelante también había mujeres judías, vivían incontables refugiados en condiciones infrahumanas. Muchos morían a causa de hambre y enfermedades. Sobre todo las mujeres embarazadas internadas allí casi no tenían posibilidad de dar a luz a niños con vida. En el caso de que sí nacieran con vida, estos niños de pecho morían poco después de haber nacido a causa de las circunstancias complicadas. Si bien Eidenbenz salió de España en diciembre de 1938 regresando a Zúrich, ya en enero de 1939 se puso otra vez en camino para ayudar a refugiados desamparados en Francia. Ella se hacía cargo, sobre todo, de mujeres y niños en necesidad, ayudando considerablemente en la construcción de una clínica para madres.

Finalmente en Elne al sur de Perpignan, en un castillo ruinoso que primeramente tuvo que ser renovado durante varios meses, ella fundó una nueva clínica de maternidad, que estaba bajo la supervisión de la organización sucesora de SAS, el “Grupo de Trabajo Suizo por Niños dañados por la Guerra”. En esta maternidad –Maternité suisse d’Elne– dirigida por la todavía joven Elisabeth Eidenbenz, desde diciembre de 1939 ella admitía mujeres embarazadas y niños desnutridos, sin tener en cuenta su nacionalidad ni otras reglas vigentes. En 1942, se agravó esta situación, porque de la institución se hizo cargo la Cruz Roja Suiza que, como organización neutral, tenía prohibido ayudar en Francia a judíos “políticamente” perseguidos. Eidenbenz se mantuvo firme. Ella aquí estableció un enclave pequeño de humanitarismo, amor, calidez y asistencia sanitaria, también para mujeres judías desamparadas. El artículo de Wikipedia sobre Elisabeth Eidenbenz dice: “de diciembre 1939 hasta su cierre nacieron allí 603 niños, entre ellos de alrededor de 200 madres judías, a muchos se les cuidó hasta recuperar la salud. En abril de 1944, el castillo fue confiscado por el ejército alemán.” También esta fase la superó Eidenbenz con sus protegidos a pesar de que la institución fuera confiscada por la Gestapo. En octubre de 1944, Eidenbenz regresó a Suiza sin problemas.

También después de la Segunda Guerra Mundial ella continuó su trabajo. En algún momento, su trabajo cayó en el olvido. Un joven diplomático belga de descendencia judía llamado Guy Eckstein desde 1991 comenzó a investigar sobre ella, porque en su partida de nacimiento descubrió el nombre de Eidenbenz. De esta manera fue que también el Memorial israelí Yad Vashem supo de la ayuda altruista que esta mujer otorgó a judíos durante el Shoá. En 2002, Eidenbenz fue homenajeada como “Justa entre las Naciones”. A pesar de este homenaje, ella falleció en el 2011 en relativo anonimato en un hogar de ancianos de Zúrich a la edad de casi 98 años. Que el mundo se haya enterado de sus hechos heroicos es debido a una película que fue filmada en España y que registra la historia de vida de esta mujer.

ContáctenosQuienes somosPrivacidad y seguridad