
Israel tomó precauciones
En el pasado, en Israel se consideraba socialmente inaceptable que los civiles buscaran refugio durante los conflictos armados. El país es pequeño y depende de los civiles para ayudar a defender el fuerte, por así decirlo; “Mantener la rutina” era un lema popular. Pero dado que la población civil cercana a la Franja de Gaza, casi un tercio de la cual son menores, a veces no puede salir de los refugios durante días, el Estado, junto con las administraciones municipales y regionales, acordó hace años elaborar un plan de evacuación. En esta ocasión, por primera vez, este plan de cajón se aplicó a mayor escala. Todo salió bien y en orden, dando tiempo sobre todo a las mujeres y los niños a salir del alcance de los misiles. Mientras tanto, no solo el ejército afirma que esta evacuación fue en última instancia una bendición y ayudó a concentrarse en los aspectos militares, ya que no había necesidad de preocuparse adicionalmente por los civiles indefensos. Esta opinión fue apoyada por los servicios civiles de rescate, especialmente en un centro urbano como Sderot, que ya se había vaciado notablemente al principio de la escalada. No obstante, hubo por supuesto residentes que se quedaron, a menudo hombres que se ocupaban de los establecimientos locales, alimentando animales, por ejemplo. Los alcaldes de las regiones más afectadas a lo largo de la frontera aprovecharon una vez más este conflicto para llamar la atención del Gobierno sobre la urgente necesidad de seguir desarrollando refugios localmente, incluyendo las ciudades costeras de Ashkelon y Ashdod, que llevan varios años sufriendo el aumento de los disparos de misiles.