
Israel en nombre de la ONU en la lucha contra el desierto
Alrededor del 60% del territorio israelí es desierto —llueve poco o nada. Si no fuera un desierto de rocas, sino de arena, la arena avanzaría cada vez más, porque apenas hay vegetación. Sin embargo, a pesar de las difíciles condiciones climáticas, se pueden descubrir grandes extensiones de terreno agrícola, ya que Israel aplica diversos métodos para ello, y lo hace con mucho éxito. Una de las empresas israelíes que se enfrenta a los retos del clima desértico es DeserTech, con sede en Be’er-Sheva. En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP27, celebrada en Sharm el-Sheij, se decidió que esta empresa se sumaría al proyecto “Gran Muralla Verde” en África y aportaría sus conocimientos y amplia experiencia para hacer reverdecer y volverse fértil un cinturón de casi 18 millones de hectáreas en la zona del Sahara y Sahel. Por un lado, se trata de impedir el avance del desierto y, por otro, de contribuir a la protección del clima y, sobre todo, a paliar el hambre en once países africanos. El director de desarrollo de DeserTech, Sinai Gohar Barak, especializado en ecosistemas, declaró a la prensa que, al participar en este proyecto, su empresa quería seguir desarrollando innovaciones y contribuir a hacer del desierto del Néguev israelí un lugar aún más destacado para la investigación del desierto.