
El manejo de la ola de terror
Es un registro triste: en dos semanas y media se produjeron cuatro grandes atentados terroristas en el centro de Israel, en los que murieron 14 personas. Varias decenas de civiles resultaron heridos. Algunos necesitarán mucho tiempo para superar las etapas de rehabilitación. Mientras tanto, siguen surgiendo preguntas sobre dónde estuvieron las fuerzas de seguridad (la policía y la policía fronteriza) al momento del atentado, que no solo tienen una mayor presencia en las calles, sino que también acuden cada vez más rápido a la escena con motos. Además, se han enviado soldados especialmente entrenados al centro de las ciudades para reforzarlas. En el último ataque se presentaron las fuerzas de seguridad en cuestión de tres minutos. Sin embargo, en este caso se volvieron a plantear preguntas dirigidas a los servicios de inteligencia. No se había tenido idea de un intento inminente de asesinato. Inusualmente para Israel, en este caso se debió a que el asesino palestino contó con la ayuda de su hermano, pero viajaba solo y, además, no pertenecía a ninguna organización. A la noche siguiente, el servicio de inteligencia y seguridad nacional, Shabak, anunció que había varios avisos concretos de nuevos atentados. Al mismo tiempo se supo que más de una docena de atentados pudieron prevenirse en una fase temprana. Esto demuestra la precariedad de la situación. Este no ha sido el caso desde la segunda Intifada (nombre popular de las rebeliones de los palestinos). Sin embargo, Israel decidió no cancelar ninguna de las prestaciones de Ramadán para la población palestina, pero sí desplegar todos los medios de seguridad e inteligencia de forma selectiva y concentrada. La población fue preparada para afrontar unas semanas difíciles.