Antigua senda de peregrinaje Jerusalén inaugurada

Antje Naujoks

Las roturas de cañerías no solo son molestas, sino tienen que ver con suciedad y costos innecesarios. Ese es el caso tanto en hogares privados como también en las administraciones municipales. En Jerusalén, sin embargo, la administración municipal canta alabanzas de una alcantarilla que se rompió en 2004.

El vecindario Silwan de Jerusalén cada tanto está en boca de todos, ya que aquí en la ladera sur del Monte del Templo chocan intereses israelíes y palestinos. Esta no es solamente la región de la así-llamada Ciudad de David, es decir de la antigua región de colonización de Jerusalén. Sino que bajo el nombre Silwan, tradicional desde la edad media, es el hogar de varias decenas de miles de palestinos y algunos miles de israelíes judíos de la colonización moderna a partir del siglo diecinueve. En la Guerra de Seis Días de 1967, Israel conquistó esa región de Jordania, y en 1980, lo añadió por ley a la zona urbana de Jerusalén. Allí se encuentra la Fuente del Gihón, que en la antigüedad era la única fuente de agua que abastecía a la ciudad el año entero.

En Silwan en 2004 se dio una fuga de agua en una alcantarilla, razón por la cual la administración municipal de Jerusalén envió obreros para reparar el daño. En lo subsiguiente, sucedió algo que en la Tierra Santa está casi pre-programado cuando se mueve una sola piedra: se hace un descubrimiento arqueológico. En el curso de los trabajos de reparación se descubrieron escalones antiguos. En seguida se llamó a arqueólogos que descubrieron el Estanque de Siloam, mencionado varias veces en la Biblia. Este estanque, juntamente con el Túnel de Ezequías datado en el siglo ocho a.C. (2 Cr 32:30; 2 R 20:20; Is 22:9-11), jugaron un rol prominente en la defensa de la ciudad. El Túnel de Ezequías es conocido ya desde hace mucho más tiempo, y ya durante el dominio de los otomanes en 1880, hizo los titulares a causa de una inscripción en hebreo antiguo que describe el encuentro de dos equipos de excavación del túnel. Dicha inscripción hoy puede ser admirada en Estambul.

Los trabajos de reparación en la alcantarilla finalmente llevaron a otros descubrimientos en esta región históricamente tan significativa para Jerusalén como también para el judaísmo. En el curso de otras excavaciones también se descubrió allí un camino utilizado en la antigüedad, que llevaba desde el Estanque de Siloam hasta la región del Arco de Robinson en el Muro de los Lamentos. Eso llevó a que los arqueólogos bautizaran a este camino de “Senda de Peregrinaje”. El judaísmo desde la antigüedad conoce tres celebraciones de peregrinaje en que los judíos deben dirigirse a Jerusalén: para Pessaj (la Pascua; conmemoración del éxodo de Egipto), para Shawuot (Pentecostés, fiesta de la semana), y para Succot (fiesta de los tabernáculos). Ya los eruditos religiosos judíos del primer siglo discutían a partir de qué edad los niños deben participar de ese peregrinaje. De ese tiempo existen informes del historiador judío-romano Flavio Josefo, quien escribió en sus anotaciones, que para estas fiestas llegaban millones de judíos a Jerusalén. Para muchos es muy emocionante que, después de unos 2 000 años después de sus antepasados, puedan caminar nuevamente por esta calle, de la cual se ha despejado unos 250 metros.

Así también le sucedió a David Friedman, judío piadoso, quien actualmente sirve como embajador estadounidense en Israel. En la ceremonia de apertura de esta novedad arqueológica de la Ciudad de David en el verano de 2019, para la cual llegaron muchos prominentes israelíes, Friedman dijo frente a la prensa: “La Ciudad de David resucita ante nuestros ojos el Jerusalén bíblico. Cada cual puede seguir las sendas por las que ya caminaron los profetas de Israel, cuando ellos proclamaban sus ideas revolucionarias de libertad y honor del ser humano”.

No obstante uno puede imaginarse, que por mucho, no todos están de acuerdo. Como de costumbre, desde el lado palestino se escuchaba, condenas por estos trabajos arqueológicos de Israel, a los cuales tratan de desacreditar llamándolos “proyectos de colonos”. Por más que este proyecto fue condenado del lado palestino, todo quedó tranquilo alrededor de la apertura solemne. De eso se estaba muy agradecido en Israel, ya que en 1996, cuando se inauguró el Túnel del Muro de los Lamentos, estallaron fuertes disturbios que costaron la vida a docenas de soldados y policías israelíes al igual que a aproximadamente 100 manifestantes palestinos.

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