¿Acuerdo o guerra con Líbano?

Antje Naujoks

Desde hace varios años, es un tema que mantiene en vilo al negociador estadounidense Amos Hochstein. Ya bajo el mandato del presidente estadounidense Barak Obama, se había ocupado de Oriente Medio como enviado especial para asuntos energéticos. El actual presidente de EE.UU., Joe Biden, había reincorporado a su administración al negociador de origen judío, cuyos padres emigraron a EE.UU., que se había dedicado a otros menesteres tras el mandato de Obama, para que mediara en la disputa israelí-libanesa sobre las fronteras marítimas. La demarcación de la frontera fue determinada por las Naciones Unidas tras la retirada de Israel del Líbano en 2000. Israel encontró por primera vez depósitos de gas natural en el Mediterráneo en 2009, celebró acuerdos de producción con Grecia y Chipre, y en el año corriente ya ha podido beneficiarse de los primeros rendimientos de estos depósitos, lo que permite al país —pobre en recursos naturales— disfrutar de mayor independencia energética. Sin embargo, Líbano reclama sus derechos al yacimiento de gas de Karish. Las negociaciones, que comenzaron bajo el último gobierno de Israel, causaron un gran revuelo, porque no hay hasta ahora relaciones diplomáticas entre los dos países. Si bien se hicieron progresos, el acuerdo fracasó debido a las exigencias que añadió el Líbano. A principios de septiembre, el negociador Hochstein llegó de nuevo a la región. Algunos medios de comunicación están seguros de que el éxito de las negociaciones está al alcance de la mano. Otros informan de que hay que tomar en serio el anuncio del líder de Hezbolá, el jeque Hassan Nasrallah, de que no aceptará así sin más un acuerdo entre los dos países. Volvió a llamar la atención con sus amenazas contra Israel, lo que es aún más peligroso porque él y su organización terrorista patrocinada por Irán se encuentran en una situación tan mala como la del Líbano en su conjunto, que atraviesa una grave crisis económica. Por eso, a pesar de las esperanzas de un acuerdo, algunos expertos concluyen que el peligro de una tercera guerra del Líbano es especialmente grande en estos momentos.

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