¿Sigue siendo válida la creencia en el nacimiento virginal? - Parte 1

Alexander Schick

Las famosas tesis de Lutero fijadas en la puerta de la iglesia de Wittenberg el 31 de octubre del año 1517, son consideradas como la hora del nacimiento de la Reforma. Por eso, en 2017, la Iglesia Evangélica Nacional de Alemania celebró con gran despliegue el 500º aniversario de la Reforma como apogeo de la que llamaron “Década de Lutero”. Extraordinariamente y por primera vez en toda la región federal alemana, el 31 de octubre se convirtió en feriado.

Uno de los puntos sobresalientes de la celebración fue la publicación de la Biblia de Lutero revisada. Fue el expreso deseo de la Iglesia Evangélica Nacional Alemana poder presentar una traducción corregida de la Biblia de Lutero, ­haciéndose correcciones del texto “donde eran apremiantemente necesarias”, y eso por razones exegéticas o de crítica textual, según señalaban los comunicados eclesiásticos.

Uno de los pasajes que fue sometido a prueba, es la conocida “profecía virginal” de Isaías 7:14. Se exigió traducir este pasaje de la siguiente manera: “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la mujer joven [no como hasta ahora: la virgen] concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel”. Esto se debe a la opinión de que Isaías 7:14 estaría describiendo a una “mujer joven” en edad reproductiva y no a una mujer sexualmente virgen. La “mujer joven” recién habría sido reinterpretada teológica y concientemente en la traducción griega precristiana (la Septuaginta, aprox. siglos III a II a.C.). En aquel entonces la “mujer joven” se habría convertido en una “virgen”, y se habría interpretado este texto como predicción profética sobre el Mesías venidero, y por eso Isaías 7:14 habría sido entendido en el evangelio de Mateo como una referencia a Jesucristo, “nacido de una virgen”.

En un artículo sobre la revisión de la Biblia de Lutero titulado ¿La mejor Biblia de todos los tiempos?, esto fue fundamentado de la siguiente manera: “El hecho es que la palabra almah que se encuentra en el texto original hebreo, no se refiere a una mujer sin trato sexual (como lo entiende la mayoría de los lectores actuales), sino tan solo una mujer joven en edad de procrear. Fue la traducción griega la que convirtió el almah en parthenos, lo cual además de ‘mujer joven’ también puede ser interpretado como ‘virgen’. Sin embargo, el hecho de que el evangelista Mateo haya citado el pasaje de Isaías 7:14 según la traducción griega, le confiere el más alto valor dogmático”.

En el artículo fue citado el profesor Matthias Konradt (catedrático en Teología Neotestamentaria en la Universidad Heidelberg, Alemania) con el deseo de que “después de la revisión de la Biblia de Lutero, Isaías 7:14 ya no hablara equivocadamente de una virgen”. Por lo tanto, esto significa que la conocida cita de Mateo 1:23 sea entendida tan solo como interpretación teológica de aquel tiempo. Aun cuando la misma sigue diciendo “virgen”, la interpretación bíblica histórica-crítica lo entiende de la siguiente manera: “He aquí, una mujer joven concebirá y dará a luz un hijo, y llamarán su nombre Emanuel”. El resultado de eso: Jesús fue engendrado por un hombre, y el nacimiento virginal es una interpretación, y en definitiva: un engaño, un mito. O como lo formula una y otra vez en sus muchas conferencias, el conocido teólogo Eugen Drewermann: “la creencia en el nacimiento virginal no sería otra cosa sino una superstición”.

Cuando la nueva Biblia de Lutero 2017 revisada finalmente fue publicada, conseguí uno de los primeros ejemplares, y me sorprendí gratamente. La Biblia es muy hermosa y fácil de manejar, y tiene una sección atractiva en colores sobre vida y obra de Martín Lutero. Los correctores se han esforzado mucho y varios pasajes verdaderamente se acercan más al texto original de Lutero. ¿Y el asunto de la virgen? Quien abre el texto en Isaías 7:14, lee: “He aquí una virgen está encinta” con la nota explicativa de pie de página “Literalmente: ‘mujer joven’”. De modo que el pasaje no fue cambiado como se había exigido. No obstante, si se abre la sección de tablas y datos (pág. 344), hay una larga parte explicativa sobre la palabra “virgen”, en la que se vuelve difícil creer lo que se le enseña al lector en el año de la Reforma. ¡Jamás ha existido en una Biblia de Lutero una explicación así, que falsifique tanto la Biblia! Allí dice literalmente: “El nacimiento de una virgen, que en la antigüedad se decía había sido el de Heracles, Asclepio y Alejandro el Grande, es la adjudicación de ascendencia divina… La declaración de la concepción virginal de Jesús (Mt. 1:23; Lc. 1:27) no quiere ser entendida como milagro biológico, sino como declaración teológica sobre su origen divino”.

En esta “Sección de datos” se realiza una reinterpretación de texto tal como es común en el método histórico-crítico de la interpretación bíblica. Tras la Segunda Guerra Mundial, el equipo del Profesor Rudolf Bultmann y sus alumnos (Ernst Käsemann, Heinz Zahrnt, Dorothee Sölle) con su llamado “programa de demitologización”, obtuvo gran popularidad en todas las facultades evangélicas y católicas, y unos cuantos seminarios bíblicos de iglesias libres. El Profesor Klaus Berger en su excelente libro Los falsificadores de la Biblia, cómo nos quitan la verdad con engaño (Editorial Pattloch 2013), ha demostrado el increíble daño que esta teología moderna ha causado, y con qué precisión en las universidades destruyen una fe bíblicamente fundamentada.

En estos casos, ocurre que el texto bíblico es sometido al criterio personal y adaptado al pensamiento propio del lector, bajo la premisa de que lo que no puede ser comprendido por la mente humana, tampoco puede aparecer en la Biblia. Pero, ¿dónde queda el milagro? Vemos entonces que la discusión sobre el tema del “nacimiento virginal” no es nada nuevo. Desde hace más de 300 años los teólogos liberales (críticos de la Biblia) dan vueltas a Isaías 7:14 en el intento de hacer encajar la profecía. Acerca de esto, la profesora Margot Kässmann dio una explicación en el año 2002. En ese momento, Kässmann era la obispo de la iglesia nacional de Hanover, Alemania, y más tarde presidente del Consejo de la EKD (Iglesia Evangélica Nacional en Alemania). En su explicación, expresó que la idea del nacimiento virginal estaría “pasada de moda”. El resultado de la investigación histórico-crítica de la Biblia sería que sencillamente se habría tratado de una “mujer joven”, y solo desde el pensamiento griego se podría explicar la idea de la virgen. El sentido de la historia de Navidad sería hacer pensar en la gente pobre y la indigencia, y el nacimiento de Jesús sería, sin embargo, un enigma.

Siendo que la señora Kässmann es bastante popular incluso entre las iglesias libres, surge la pregunta sobre si la gente verdaderamente comprende sus declaraciones. Y como ya casi nadie en la EKD todavía cree en el nacimiento virginal, tampoco asombra que en 2012 Kässmann haya sido nombrada como embajadora del Consejo de la EKD para el Aniversario 2017 de la Reforma. Por supuesto que Spiegel (el mayor semanario de Europa) aprovechó la oportunidad para entrevistar a la teóloga más prominente de la EKD. Una de las primeras preguntas de los periodistas se refería al nacimiento virginal, y la respuesta de Kässmann fue: “En eso soy totalmente una teóloga del siglo XXI. Yo creo que María fue una mujer joven que confió totalmente en Dios. Pero que ella haya sido virgen en el sentido médico, eso no lo creo… Creo que José fue el padre de Jesús en el sentido biológico. Dios lo era en el sentido espiritual”.

De la misma forma, juzga también el Profesor Heinrich Bedford-Strohm, presidente del Consejo de la EKD y obispo de la Iglesia Nacional de Múnich. Para él, “no es parte central de la fe si el embarazo de María se originó con o sin relación sexual… Se trata de mostrar que este ser humano era guiado por el Espíritu de Dios, y eso ha sido desde el principio”.

Por esta razón, casi no asombra que a muchos pastores se les escuche decir: “¡‘virgen’ es una traducción errada! En verdad dice: ‘mujer joven’”. Y luego se dice además que ningún profeta (tampoco Isaías) podría haber predicho algo que se cumpliría recién siglos después. No existiría ninguna profecía en ese sentido. Por supuesto que la gestación de Jesús habría sido totalmente natural, y que no importaría en absoluto con quién María hubiera tenido relaciones antes de su matrimonio. La narración de Navidad con el nacimiento virginal sería un “plagio”. Por supuesto que la gestación de Jesús habría ocurrido de manera natural. ¿Cómo podría ser de otro modo? Se cree que la mayoría de los teólogos evangélicos universitarios, un gran número de los católicos, y algunos teólogos que se encuentran trabajando en las iglesias, rechazarían el nacimiento virginal a pesar de confesarlo expresamente en el Credo. ¿Pero esto no es una contradicción?

En una entrevista con Spiegel, se le consultó al emérito profesor de Nuevo Testamento, Andreas Lindemann, si para él era un problema decir por un lado, que no ha existido un nacimiento virginal y por el otro, decir en el Credo “nacido de la virgen María”. Lindemann respondió que de ningún modo, “creer, eso también puedo hacerlo como exegeta crítico, porque Mateo y Lucas transmiten en sus narraciones las convicciones de fe de que Jesús está unido con el Espíritu Santo y con Dios en una manera aún muy diferente a la que antes de él había estado unido Juan el Bautista”. Entonces, nuevamente no se logra comprender: se repite el Credo pero se quiere decir justamente lo contrario cuando se confiesa “nacido de una virgen”. La consecuencia de una interpretación como esta es que María debe haber tenido al niño de manera natural.

Klaus Berger, profesor emérito de Nuevo Testamento, refuta enérgicamente esta opinión: “Dos de los evangelios mencionan expresamente que María no tenía esposo, es decir, que no había tenido relaciones con José (Lucas 1:34, Mateo 1:18), y que Jesús descendería del Espíritu Santo. En ninguna parte del Nuevo Testamento, José es nombrado realmente como padre de Jesús. Marcos 6:42 nombra a Jesús como hijo de María (algo que es totalmente inusitado en el uso del idioma de aquel tiempo), y en Juan 6:42 la idea de que Jesús fuera hijo de José es tratada como un malentendido; él más bien vendría del cielo”.

Berger señala claramente que Isaías 7:14 (“He aquí, una virgen…) no sería “el origen de historias infantiles, como si estas hubieran sido fábulas inventadas por los evangelistas”. “El evangelista Mateo cita a Isaías (en 1:22), para comentar así la fe de los cristianos y representar los acontecimientos como cumplimiento del pasaje de Isaías. Mateo y Lucas han tomado sus informes de la iglesia judeocristiana más antigua. Estos no eran inventados cumplir el pasaje de Isaías, sino que claramente era al revés: primero estaban los informes, y luego la llamada “cita de reflexión” con la cual los informes son reflejados hacia la promesa. (…) Que una mujer joven conciba y dé a luz un niño, es suceso común y corriente; con eso no se le habría podido enlazar la profecía de Emanuel. En la Biblia griega que Mateo tenía delante de él dice claramente ‘virgen’… Aquí, como en toda instancia, no es aceptable que se quite un concepto bíblico por estar “pasado de moda”, tan solo para sacarle todas las piedras de tropiezo al humano moderno”.

A los textos de Isaías y a los informes de los evangelistas debemos leerlos con real atención y en su contexto. En este sentido, son muy claras las exposiciones teológicas del Pastor Wolfgang Wegert (Iglesia Arca Hamburgo): “Jesucristo es enteramente Dios y enteramente humano, y siempre lo será. Una persona así nunca antes ha existido y nunca existirá. ¡Jesucristo es absolutamente único! ¿Y cómo pudo llegar a existir un ser maravilloso de ese tipo? Porque Él era enviado de Dios y tenía una madre terrenal, pero no un padre terrenal. Por eso el ángel le dice a un José desconcertado, que aún no había dormido con su prometida, que el niño no era de otro hombre sino de Dios. Literalmente el ángel le dijo a José: ‘No temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es’ (Mt. 1:20). Y a María misma el ángel le dijo esto también: ‘Por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios’ (Lc. 1:35). El niño en el pesebre no es cualquier niño; es un niño santo. Es engendrado por Dios y nacido de una virgen. ¡Por eso Jesús es Hijo de Dios!”.

Como continúa el Pastor Wegert, la Biblia habla del milagro del nacimiento virginal “no por razones sensacionalistas, sino porque para los humanos era imperativamente esencial; es más, era indispensable”. Jesucristo es sin par porque Él es totalmente Dios (Él desciende de Dios) y al mismo tiempo es totalmente humano (a través de Su nacimiento). Jesús es verdadero hombre y verdadero Dios. Si Él hubiera sido engendrado como humano normal, no habría podido ser también totalmente Dios”. ¿Por qué es importante esto? “El conocido villancico de navidad ‘Una rosa brotó de una tierna raíz’, en su tercera estrofa lo explica de manera compresible con estas palabras: ‘¡Hombre verdadero y verdadero Dios! nos ayuda en los pesares, Nos salva del pecado y de la muerte’. De modo que, ¿quién nos salva de nuestros pecados? ¡El verdadero hombre y verdadero Dios! ¿Y quién es este? Ningún otro sino Jesucristo. Él es el sin par, el que reúne dos naturalezas en Su persona, es decir la naturaleza divina y la humana. (…) Las dos naturalezas existen en Él una al lado de la otra separadamente y sin mezclarse. Por eso Cristo es por un lado, totalmente Dios, y por el otro, totalmente hombre. Sí, verdadero hombre y verdadero Dios”. El conocido teólogo Karl Barth decía que alguien que puede ‘prescindir’ del nacimiento virginal, queda sin comprender partes decisivas de la fe cristiana. Del mismo modo opina Adolf Schlatter, expresando que en definitiva todo esto se tratara de Dios: ¿creo que Dios es capaz de realizar este milagro o no?

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