¿Será que Dios es sionista? - Parte 2

Reinhold Federolf

Puede que este tema, provocativo para algunos, se mueva en el nivel de las preguntas imposibles, al estilo “¿puede ser salvo el diablo?”. Pero eso no debería impedir que conozcamos mejor al Dios de la Biblia. “¡No seáis tal vez hallados luchando contra Dios!” (Hch. 5:39).

¿Será que Dios mismo es sionista?

Como ya se mencionó, Sion no significa solamente Jerusalén o el monte de Sion, sino que encierra la tierra entera y el pueblo que mora allí, como muestran los siguientes versículos: “Pero Sion dijo: ‘Me dejó Jehová, y el Señor se olvidó de mí…’. ‘Vivo yo’, dice Jehová, ‘que de todos, como de vestidura de honra, serás vestido; y de ellos serás ceñida como novia. Porque tu tierra devastada, arruinada y desierta, ahora será estrecha por la multitud de los moradores, y tus destruidores serán apartados lejos’” (Isaías 49:14,18-19).

Dios le ha prometido a Su pueblo que después de la dispersión lo volverá a reunir y lo llevará a la tierra de los patriarcas: “He aquí yo los hago volver de la tierra del norte, y los reuniré de los fines de la tierra” (Jer. 31:8). “Oíd palabra de Jehová, oh naciones, y hacedlo saber en las costas que están lejos, y decid: Él que esparció a Israel lo reunirá y guardará, como el pastor a su rebaño” (Jer. 31:10). Él le ha prometido a Israel Su fidelidad de pacto: “Y en tu boca he puesto mis palabras, y con la sombra de mi mano te cubrí, extendiendo los cielos y echando los cimientos de la tierra, y diciendo a Sion: Pueblo mío eres tú” (Is. 51:16).

Por lo tanto, Dios no solamente es sionista sino que Él mismo también participará en la Alija (regreso a Israel) y morará en Sion: “Y conoceréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que habito en Sion, mi monte santo… Pero Judá será habitada para siempre, y Jerusalén por generación y generación… Y Jehová morará en Sion” (Joel 3:17,20-21). “Canta y alégrate, hija de Sion; porque he aquí vengo, y moraré en medio de ti, ha dicho Jehová… Yo he restaurado a Sion, y moraré en medio de Jerusalén; y Jerusalén se llamará Ciudad de la Verdad, y el monte de Jehová de los ejércitos, Monte de Santidad” (Zac. 2:10; 8:3). ¡Estas son promesas fuertes que demuestran el amor de Dios a Israel!

Especialmente impresionan en este contexto los versículos en los cuales Dios utiliza palabras como “eterno” o “para siempre”: “Porque Jehová ha elegido a Sion; la quiso por habitación para sí. Este es para siempre el lugar de mi reposo; aquí habitaré, porque la he querido” (Sal. 132:13-14). “Y le dijo Jehová [al rey Salomón]: ‘Yo he oído tu oración y tu ruego que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días’” (1 R. 9:3).

Lastimosamente, en los últimos 2,000 años de historia eclesiástica estos aspectos han sido desatendidos o reinterpretados.

¡Pero Sion es el centro del mundo! Un día el Señor se asentará sobre el monte de Sion, y gente de todas las naciones acudirá allí en masas (Is. 2:2-4). Incluso los sobrevivientes de las naciones que antes estaban contra Jerusalén, irán al monte de Sion para allí adorar al Dios verdadero, al Dios de Israel (Zac. 14:16). Sion es el lugar en el cual el siervo del Señor, como Cordero de Dios, quitó los pecados del mundo: “Y pondré salvación en Sion, y mi gloria en Israel” (Is. 46:13). Aquel que acepta esta salvación de manera personal, se convierte en ciudadano de Sion: “Y de Sion se dirá: ‘Este y aquel han nacido en ella, y el Altísimo mismo la establecerá’. Jehová contará al inscribir a los pueblos: ‘Este [también] nació allí’” (Sal. 87:5-6).

De modo que el plan definitivo de Dios es para:

-Los judíos: “Y sabrán que yo soy Jehová su Dios, cuando después de haberlos llevado al cautiverio entre las naciones, los reúna sobre su tierra, sin dejar allí a ninguno de ellos” (Ez. 39:28).

-La tierra: “Pues los plantaré sobre su tierra, y nunca más serán arrancados de su tierra que yo les di, ha dicho Jehová Dios tuyo” (Am. 9:15).

-Jerusalén: “No será [o ‘nunca será’] arrancada ni destruida más para siempre” (Jer. 31:40).

Este es el sionismo triple (pueblo, tierra y Jerusalén - Sion), ¡confirmado directamente por Dios mismo! No obstante el sionismo tiene todavía un cuarto componente, es decir, la presencia de Dios en medio de Su pueblo: “¡Y el Señor mismo será rey sobre ellos [Israel] sobre el monte de Sion, desde ahora y hasta la eternidad!”.

“Por amor de Sion no callaré, y por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salvación se encienda como una antorcha. Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará. Y serás corona de gloria en la mano de Jehová, y diadema de reino en la mano del Dios tuyo. Nunca más te llamarán Desamparada, ni tu tierra se dirá más Desolada; sino que serás llamada ‘mi gozo en ella’, y tu tierra, ‘desposada’; porque el amor de Jehová estará en ti, y tu tierra será desposada. Pues como el joven se desposa con la virgen, se desposarán contigo tus hijos; y como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo” (Is. 62:1-5). ¡Tierra y pueblo! Una parte de estas promesas maravillosas ya las vivimos y las observamos en el día de hoy, especialmente cuando viajamos a Israel. Pero también se nota cómo el adversario incita a la gente, la usa, y abusa de ella contra Israel. Esto no se refiere solamente a los vecinos inmediatos de Israel, sino a gente de todo el mundo.

Por eso deberíamos orar por Israel, apoyarlo y defenderlo: “Pedid por la paz de Jerusalén; sean prosperados los que te aman” (Sal. 122:6). Cuando oramos por la paz de Jerusalén, en realidad oramos por la venida del Príncipe de Paz, el Mesías de Dios, porque solamente Él puede traer paz verdadera.

ContáctenosQuienes somosPrivacidad y seguridad