¿Quiénes son los siervos de Dios?

Wim Malgo (1922–1992)

Una interpretación del último libro de la Biblia. Parte 4. Apocalipsis 1:1.

Cuando estudiamos el primer versículo del Apocalipsis, notamos que Juan debe mostrar esta revelación de Jesucristo a Sus siervos, según la voluntad de Dios.

¿Quién es un siervo o una sierva de Dios? Es un hijo o hija de Dios que ha subordinado su voluntad a la voluntad del Señor; que le es obediente a Él. El salmista pregunta: “¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria?” (Sal. 8:5). Pero justamente cuando somos un siervo o una sierva de Dios, es cuando en los ojos de Dios tenemos la mayor importancia. Después de todo, nada nos separa tanto del Dios vivo que nuestra voluntad propia digna de maldición, y nada nos une tanto con Él que Su voluntad de amor redentor en Jesucristo.

Especialmente en el tiempo del fin, entonces, es que siervos y siervas del Señor no deben estar en desconocimiento de lo que el Cordero de Dios hará en el final del tiempo de gracia: ¡el Señor quitará de en medio el dominio de Satanás y a todos los poderes satánicos y anticristianos, y establecerá Su maravilloso reino de paz! De acuerdo a esto, el Apocalipsis no es, como a menudo se dice, un libro cerrado con siete sellos, sino un libro abierto, que para todos los siervos y siervas de Dios es orientación y fortalecimiento de la fe en Jesucristo en medio de la oscuridad del tiempo del fin. Por eso al final del Apocalipsis, el Señor le dice a Juan justamente lo contrario de lo que Él le dijo a Daniel: “No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca” (Ap. 22:10).

En otras palabras: quiero que esté abierto. Para todo aquel que estudia este libro, este le será revelado. Pero al profeta Daniel, que recibió sus profecías unos 650 años antes, el Señor le dice: “Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia aumentará” (Dn. 12:4).

En este “tiempo del fin” vivimos hoy en día, razón por la cual la ciencia aumenta. El Señor en Su gracia nos trasmite mucho conocimiento de la palabra profética. Ahora, sin embargo, se cumple la palabra de las Escrituras, y que tanto nos gusta cantar y leer antes de Navidad: “¡Levántate, resplandece, porque ha venido tu luz y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti! Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová y sobre ti será vista su gloria” (Is. 60:1-2).

En cuanto a la historia de la salvación, se cumple primeramente para Israel y luego para la iglesia de Jesucristo. ¡Nos encontramos en medio del adviento de la historia de la salvación! “Ved, Él viene con las nubes…” ¡La oscuridad no te debe atemorizar, porque cuanto más oscura la noche, tanto más cercana está la mañana! Así está escrito en Isaías 21:11: “La mañana viene y después la noche…”

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