¿Quién es Jezabel de Tiatira?

Wim Malgo (1922-1992)

Una exposición sobre el último libro de la Biblia. Parte 27. Apocalipsis 2:19-20.

La cuarta carta del cielo
“Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido, dice esto:
Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras. Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos. Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación. He aquí, yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella. Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras. Pero a vosotros y a los demás que están en Tiatira, a cuantos no tienen esa doctrina, y no han conocido lo que ellos llaman las profundidades de Satanás, yo os digo: No os impondré otra carga; pero lo que tenéis retenedlo hasta que yo venga. Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre; y le daré la estrella de la mañana. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.” 
Apocalipsis 2:18-29.

Después de que el Señor Jesús se reveló como el Hijo de Dios a la iglesia de Tiatira, pronunció las siguientes palabras: “Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras” (Ap. 2:19).

Aunque el Señor tenía varios reproches que hacer a esta iglesia, decidió comenzar con un gran elogio. ¡Así es nuestro Dios! Él es justo y no olvida nada de lo que hemos hecho por amor a Su nombre–sabe con exactitud de qué manera Su amor obra en nosotros. Él prueba la medida de nuestra fe y registra nuestra paciencia.

Tiatira era una iglesia maravillosa hacia afuera. El Señor incluso atestigua sobre el aumento de sus actividades, pues leemos “…tus obras postreras son más que las primeras”. Comparada con ella, la iglesia de Esmirna, que sufría tribulación, parece mucho más pasiva; sin embargo, se mantenía fiel al Señor en sus sufrimientos. 

Aunque no se describa ninguna de sus actividades, los hermanos de Tiatira estaban trabajando para el Señor. Esto nos enseña que es posible que detrás de las vastas actividades se oculten graves pecados. Pues el Señor continúa diciendo: “Pero tengo esto contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice ser profetisa, y enseña y seduce a mis siervos a que cometan actos inmorales y coman cosas sacrificadas a los ídolos” (Ap. 2:20; lbla).

Lo que agrava el pecado denunciado por el Señor es que este mal se escondía, desvirtuando toda la santa consagración demostrada por la iglesia: “Un poco de levadura leuda toda la masa” (Gál. 5:9).

El nombre Jezabel no hace referencia a una única persona, sino que representa un sistema o doctrina perniciosa. El libro de Apocalipsis menciona simbólicamente a cuatro mujeres con significado profético, tanto para describir algo positivo como negativo. Un símbolo positivo es la esposa del Cordero (Apocalipsis 19:7; 21:9), la cual representa a toda la Iglesia de Jesucristo. Por otra parte, la mujer vestida del sol (Apocalipsis 12:1) es Israel en el cumplimiento del rol que tendrá en la historia de la salvación; se trata del remanente que será resguardado en la Gran Tribulación. Luego, tenemos una representación negativa de una “…mujer sentada sobre una bestia escarlata”, la gran ramera (Apocalipsis 17:1, 4). Esta es una imagen de la apostasía de los últimos tiempos, de la prostitución política de la cristiandad con los poderosos de la Tierra. Y, por último, vemos aquí, en Apocalipsis 2, a Jezabel, quien se dice profetisa.

Un falso maestro siempre intenta ganar protagonismo, por lo que habla mucho de sí mismo. De igual forma hace Satanás. Esto dijo el Señor Jesús sobre él: “Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira” (Jn. 8:44).

El Señor objeta lo siguiente a la iglesia de Tiatira: “…que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca”. En otras palabras: “Tengo contra ti que toleras esa doctrina en tu iglesia”. ¡El Señor está hablando de una tolerancia fatal y destructiva!

Conocemos bien a la Jezabel del Antiguo Testamento. Se crio en Tiro, una gran ciudad portuaria en Fenicia. Su padre, el rey Et-baal, había sido también sacerdote de Astarot y presentaba sacrificios a Baal. Los fenicios, un pueblo de navegantes, comerciaban con madera noble, oro y piedras preciosas. Fenicia contaba con varias ciudades prósperas alrededor del mar Mediterráneo. El rey Acab quería asegurar una alianza con esta gran potencia comercial, casándose con la princesa Jezabel. Sin embargo, la unión con esta mujer resultó ser funesta para él –solo le trajo desgracia, confusión y tribulación. La reina introdujo el culto a los ídolos en Israel y asesinó a los profetas del Dios verdadero. Con esto, la palabra profética en Israel había sido silenciada.

El Señor dijo a Tiatira: “Pero tengo esto contra ti: que toleras…”. La falsa profetisa Jezabel sofocó la palabra profética. Es probable que esta sea la razón por la cual el Señor habla tan poco en esta carta acerca de Su venida. Solo habla a aquellos en Tiatira que “no tienen esa doctrina”, diciéndoles: “pero lo que tenéis, retenedlo hasta que yo venga” (Ap. 2:25). Cuando la palabra profética, la cual nos exhorta siempre a alcanzar la santificación, es excluida de la Iglesia, se abre la puerta a un espíritu de infidelidad y fornicación espiritual. Este espíritu de “tolerancia” se impone cada vez más, haciendo estragos en nuestros días. Es muy cierto lo que dice el salmista en Salmos 94:20: “¿Se juntará contigo el trono de iniquidades que hace agravio bajo forma de ley?”.

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