La sorprendente ruina de Tiro

Norbert Lieth

La importancia de los pasajes acerca de Tiro, se encuentra en su precisión con respecto a la profecía bíblica, afirmando la confiabilidad de la Biblia como Palabra de Dios, y dándonos la seguridad de poder confiar en ella en todas las cosas, ya sea en cuanto: – a los pueblos, cuyo destino se encuentra en manos de Dios, – al futuro de Israel, que ha sido garantizado por Dios, y – a la vida personal, la cual podemos confiar al Señor de la historia con fe.

En Isaías 23:13 al 18, leemos: “Mira la tierra de los caldeos. Este pueblo no existía; Asiria la fundó para los moradores del desierto. Levantaron sus fortalezas, edificaron sus palacios; él la convirtió en ruinas. Aullad, naves de Tarsis, porque destruida es vuestra fortaleza. Acontecerá en aquel día, que Tiro será puesta en olvido por setenta años, como días de un rey. Después de los setenta años, cantará Tiro canción como de ramera. Toma arpa, y rodea la ciudad, oh ramera olvidada; haz buena melodía, reitera la canción, para que seas recordada. Y acontecerá que al fin de los setenta años visitará Jehová a Tiro; y volverá a comerciar, y otra vez fornicará con todos los reinos del mundo sobre la faz de la tierra. Pero sus negocios y ganancias serán consagrados a Jehová; no se guardarán ni se atesorarán, porque sus ganancias serán para los que estuvieren delante de Jehová, para que coman hasta saciarse, y vistan espléndidamente”. Y, en Ezequiel 27:1 al 6, leemos lo siguiente: “Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Tú, hijo de hombre, levanta endechas sobre Tiro. Dirás a Tiro, que está asentada a las orillas del mar, la que trafica con los pueblos de muchas costas: Así ha dicho Jehová el Señor: Tiro, tú has dicho: Yo soy de perfecta hermosura. En el corazón de los mares están tus confines; los que te edificaron completaron tu belleza. De hayas del monte Senir te fabricaron todo el maderaje; tomaron cedros del Líbano para hacerte el mástil. De encinas de Basán hicieron tus remos; tus bancos de pino de las costas de Quitim, incrustados de marfil” (podemos comparar esto, también, con los vers. 7 al 36).

Y, finalmente, en Ezequiel 28:12, dice así: “Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha dicho Jehová el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura”.

La importancia de los pasajes acerca de Tiro, se encuentra en su precisión con respecto a la profecía bíblica, afirmando la confiabilidad de la Biblia como Palabra de Dios, y dándonos la seguridad de poder confiar en ella en todas las cosas, ya sea en cuanto:
– a los pueblos, cuyo destino se encuentra en manos de Dios,
– al futuro de Israel, que ha sido garantizado por Dios,
– a la vida personal, la cual podemos confiar al Señor de la historia con fe.

Tiro fue una ciudad portuaria en el actual Líbano, que pertenecía a lo que entonces era Fenicia. Fue la metrópolis económica más grande de toda la cuenca del Mar Mediterráneo, y dominó el comercio mundial. Su forma de pensar y actuar es comparable al poder económico global de nuestro tiempo. Me puedo imaginar que Dios nos la ha dado como señal. Ezequiel 28, señala claramente que Satanás, antiguamente un querubín caído a causa de su rebelión contra Dios, fue quien fomentó la mentalidad de Tiro y quien impulsó a la ciudad a lo que llegó a ser: inmensamente altanera, pensando sólo en la expansión y las riquezas. En lugar de creer en Dios y confiar en Él, sus habitantes confiaban en su propia sabiduría, inteligencia (o ciencia), y poder, viviendo en amistad con los filisteos y en enemistad con Israel. La Biblia nos enseña concretamente que Satanás como “dios de este mundo” y “príncipe de este mundo” dirige los anhelos de las naciones (como podemos ver en 2 Co. 4:4; y Jn. 12:31). En la entonces ciudad de Tiro y en la economía global actual son, en primer lugar, los seres humanos los que dominan el comercio mundial, pero, en realidad, los dirige el príncipe de este mundo, empujando así al mundo hacia el último reino mundial del Anticristo.

En Isaías 14, vemos a Satanás como el poder detrás del reino mundial político de Babilonia (vs. 12 al 18); y, en Ezequiel 28, se describe como el poder que manipula el centro económico mundial de Tiro (vs. 11 al 19). Esto nos muestra que Satanás es quien dirige tanto los acontecimientos políticos como también los esfuerzos económicos de las naciones, hasta llegar al reino mundial del Anticristo de Apocalipsis capítulos 17 y 18.

Las naves de Tiro se dirigían a prácticamente todo puerto conocido para comerciar: “Las naves de Tarsis eran como tus caravanas que traían tus mercancías; así llegaste a ser opulenta, te multiplicaste en gran manera en medio de los mares” (nos dice Ez. 27:25). En 1 Reyes 10:22, dice que las flotas de las naves de Tarsis de Salomón, y las del Rey de Tiro (Hiram), cada tres años le traían a Salomón oro, plata, marfil, monos, y pavos reales. Isaías 23:2 y 3, también menciona las relaciones comerciales con Egipto, tratándose en ese caso de la comercialización de granos, de la “cosecha del valle del Nilo”, del “mercado de las naciones”, y de otros grandes negocios. Ezequiel 27:12, describe como los mercaderes de Tiro comerciaban con Tarsis (España), importando todo tipo de mercaderías, como plata, hierro, estaño, y plomo. En los versículos 18 y 19 habla de “los muchos productos”, y del comercio de hierro labrado, mirra destilada (perfume), y caña aromática. El versículo 27 del mismo capítulo trata de las riquezas, las ventas, las mercaderías, el tráfico, los remeros, los hombres de guerra, etc. Y en el versículo 33, dice: “Cuando tus mercaderías salían de las naves, saciabas a muchos pueblos; a los reyes de la tierra enriqueciste con la multitud de tus riquezas y de tu comercio.” A continuación, Ezequiel 27 menciona las relaciones comerciales y la enorme influencia de la gente de Tiro sobre otros pueblos, como por ejemplo los de Quitim (habitantes de Chipre), los persas, la gente de Lud, Fut, Javán, Tubal, Mesec y Togarma, y muchos más.

El nombre Tiro significa “roca”, lo que proviene del hecho que la ciudad estaba situada sobre un peñasco situado mar adentro. Había un “Tiro de tierra firme”, situado directamente a orillas del Mediterráneo, y un “Nuevo Tiro”, a 800 metros de la orilla sobre una pequeña isla rocosa. De ahí que Tiro también era conocida como la “fortaleza” (como se menciona en 2 S. 24:7), o también como la “ciudad fortificada de Tiro” (en Jos. 19:29). Ezequiel escribe lo siguiente acerca de Tiro: “… poblada por gente de mar, ciudad que era alabada, que era fuerte en el mar, ella y sus habitantes, que infundían terror a todos los que la rodeaban”, (así dice en cap. 26 vers. 17). Y sigue siendo descrita como la “belleza perfecta” (en Ez. 27.4). Y al rey de Tiro se le reconoce mucha sabiduría e inteligencia, lo que contribuyó a que llegara a ser inmensamente rico (como vemos en Ez. 28:4 y 5).

A esto, se agregaba el hecho de que Tiro llegó a ser importante y acaudalada, con relativamente poco esfuerzo. Isaías lo describe así: “Avergüénzate, Sidón, porque el mar, la fortaleza del mar (Tiro) habló, diciendo: Nunca estuve de parto, ni di a luz, ni crié jóvenes, ni levanté vírgenes” (así dice Is. 23:4). Sidón era parte del reino de Tiro y, por eso, a menudo se le menciona en relación a Tiro, tal como aquí es mencionado juntamente con la “fortaleza del mar”, que, justamente, es Tiro. Sidón se encontraba un poco al norte de Tiro, y después de éste, era el segundo puerto en importancia de Fenicia. De modo que esta región se había enriquecido sin grandes esfuerzos propios, sin “dolores de parto”; y sus riquezas se habían originado a través del comercio. No había largos procesos de “crianza de niños”, ni de desarrollo, con todas las dificultades que eso conlleva. Todo había salido con relativa facilidad.

Isaías 23:7 menciona la edad, la alegría y la expansión de Tiro: “¿No era ésta vuestra ciudad alegre, con muchos días de antigüedad? Sus pies la llevarán a morar lejos.” Según el historiador griego Herodoto (que es de alrededor del 480 a.C.), la fundación de Tiro fue alrededor del 2700 a.C. En la Biblia, Tiro ya es mencionada en Josué 19:29.

Al principio, Tiro mantenía relaciones amistosas con Israel, ya que el Rey Hiram enviaba carpinteros, albañiles y madera de cedro para edificar la casa de David (así leemos en 2 S. 5:11; y en 1 Cr. 14:1). Más adelante, él también apoyó la construcción del templo de Salomón, disponiendo madera para la construcción y hombres para el trabajo (1 R. 5:22 al 24; y 2 Cr. 2:2). Los marineros de Tiro ayudaban, además, a dirigir las naves de Salomón, lo que significa que ellos conocían muy bien los mares y eran muy avanzados en cuando a la navegación.

Tanto Isaías como Ezequiel describen, en forma de profecía, la ruina total de Tiro mientras ésta aún se encontraba en su auge. Es un lamento y no una canción de gozo, ya que Dios no se alegra de la muerte del incrédulo. ¿Por qué tuvo que perecer Tiro? Después de todo, nunca había hecho guerra con Israel, y en su tiempo, incluso, había apoyado con materiales a los reyes David y Salomón, aportando también para la construcción del templo. Se enfatizan tres acusaciones contra Tiro:

1. Porque los responsables de Tiro “entregaron a todo un pueblo cautivo a Edom, y no se acordaron del pacto de hermanos” (nos dice Am. 1:9). Ellos habían comprado de los filisteos a los cautivos que éstos habían tomado durante sus incursiones (Am. 1:6), y los habían revendido (Joel 4:5 y 6). Incluso allí, ¡lo único que les importaba era la ganancia económica! El pacto entre hermanos del cual se habla aquí, se refiere probablemente al antiguo acuerdo entre Hiram (rey de Tiro) y Salomón (del que habla 1 R. 5:15 al 26).

Luego, Tiro renunció a su amistad con Israel en favor de los filisteos. ¿No suena altamente actualizado esto? Hoy se desfavorece a Israel en favor de los palestinos. Las naciones llaman a realizar boicots contra Israel, y presionan en cuanto a la devolución de tierras. Israel se encuentra bajo la tremenda presión política del mundo entero. Se le obliga a hacer más concesiones. A eso se añade la muy alta cantidad de misiles que son lanzados contra regiones judías – ante lo cual el mundo no mueve un dedo.

2. Tiro se veía a sí misma como rival de Jerusalén, la ciudad de Dios. En Ez. 26:2 dice: “Hijo de hombre, por cuanto dijo Tiro contra Jerusalén: Ea, bien; quebrantada está la que era puerta de las naciones; a mí se volvió; yo seré llena, y ella desierta”. La razón por la que ellos se alegraban del mal ajeno, era que la gente de Tiro y de Filistea sacaba ganancias de la ruina de Judá (como vemos en Joel 4:5 y 6). Tiro dominaba las vías marítimas, y Jerusalén el camino por tierra de las rutas comerciales entre Egipto y el resto del Oriente Medio. Al quedar fuera Jerusalén, la consecuencia era que más cosas pasaban por Tiro, de modo que ellos podían ampliar su mercado. Por eso, Tiro se alegró cuando, en el año 586 a.C., Jerusalén fue destruida por Babilonia.

3. El rey de Tiro y su pueblo rebosaban de arrogancia y orgullo. Con eso, ellos se asemejaban al carácter de Satanás (esto se describe en Ez. 28:1 al 19). El orgullo de Tiro también es mencionado en Isaías 23:9. Esto, a su vez, también es una advertencia para el mundo entero, pues allí dice así: “Jehová de los ejércitos lo decretó, para envilecer la soberbia de toda gloria, y para abatir a todos los ilustres de la tierra”. En Ezequiel 28:3 al 5, el Señor hace constar lo siguiente: “He aquí que tú eres más sabio que Daniel; no hay secreto que te sea oculto. Con tu sabiduría y con tu prudencia has acumulado riquezas, y has adquirido oro y plata en tus tesoros. Con la grandeza de tu sabiduría en tus contrataciones has multiplicado tus riquezas; y a causa de tus riquezas se ha enaltecido tu corazón.” En Ezequiel 27:3, Tiro se elogia a sí misma diciendo: Yo soy de perfecta hermosura.” Todo esto suena muy moderno, pues ocurre también en nuestro mundo actual.

El cumplimiento de las declaraciones de Dios sobre la ruina de Tiro, y la precisión de ese cumplimiento, era inimaginable en el tiempo de Isaías (alrededor del 700 a.C.). Pero cuando Dios dice algo, eso sucede.

Isaías 23:8, 9 y 11 dice así: “¿Quién decretó esto sobre Tiro, la que repartía coronas, cuyos negociantes eran príncipes, cuyos mercaderes eran los nobles de la tierra? Jehová de los ejércitos lo decretó, para envilecer la soberbia de toda gloria, y para abatir a todos los ilustres de la tierra… Extendió su mano sobre el mar, hizo temblar los reinos; Jehová mandó respecto a Canaán, que sus fortalezas sean destruidas”. “Señor de los ejércitos” es Aquel quien sostiene en Su mano todos los ejércitos celestiales y terrenales y todo el conjunto de poderes. Por eso también Jesús es llamado “Rey de reyes, y Señor de señores” (en 1 Ti. 6:15). Es bueno saber que ese Señor, en definitiva, sostiene todos los destinos en Su mano, tanto los políticos mundiales como también los personales.

Consideremos que Dios tomó esa decisión por las razones arriba mencionadas, porque Tiro había tocado al pueblo judío y era sumamente arrogante. En eso podemos ver ciertos paralelos con los sucesos de nuestro tiempo. Y, especialmente, vemos eso en los acontecimientos descritos en Apocalipsis. La ruina de Tiro de Ezequiel 27:21 al 36, por ejemplo, nos hace recordar, con alarmante claridad, a la ruina de Babilonia en Apocalipsis 18. Las palabras son casi idénticas.

Aquí no podemos explicar todas las profecías en su detalle, pero las más llamativas de ellas nos hacen admirar el poder de la Palabra de Dios. La Biblia es el único libro en este mundo que describe la historia de antemano, en forma fidedigna.

1 profecía: La destrucción a través de Babilonia fue profetizada cuando Asiria aún era un potencia mundial. “Mira la tierra de los caldeos. Este pueblo no existía; Asiria la fundó para los moradores del desierto. Levantaron sus fortalezas, edificaron sus palacios; él la convirtió en ruinas. Aullad, naves de Tarsis, porque destruida es vuestra fortaleza” (dice Is. 23:13 al 14). Aquí nos encontramos ante uno de los incontables fenómenos de las profecías bíblicas. Cuando Isaías escribió esas palabras, alrededor del 700 a.C., Asiria era aún una potencia mundial indiscutida, dominando la región de la antigua Babilonia, la cual se había ampliado. Recién en el 612 a.C. fue que el reino neo-babilónico conquistó la capital asiria de Nínive. En el año 609 a.C., Asiria fue derrotada completamente. Recién a partir de ese momento, fue que Babilonia se convirtió en la potencia mundial número uno.
Y, no sólo eso: la Biblia, además, profetiza que la ruina de Tiro no sería causada por los asirios, lo que se podría haber pensado, sino por Nabucodonosor, o sea los babilonios, que también eran llamados caldeos.

2 profecía: No sólo un pueblo, sino muchos pueblos vendrían contra Tiro, en diversas fases. Así dice Ez. 26:3: “Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, oh Tiro, y haré subir contra ti muchas naciones, como el mar hace subir sus olas”. Ya que Tiro se encontraba ubicada como fortaleza, a orillas del mar, y dominaba la navegación como ningún otro pueblo, es interesante ver el juego de palabras de que Dios traería a las naciones contra Tiro como el mar trae sus olas, es decir en diversas fases. De hecho, en el correr del tiempo, Tiro fue atacada y sitiada cinco veces. Los ataques más conocidos fueron realizados por Nabucodonosor, o sea los babilonios, que sitiaron a Tiro durante trece años (585 al 572 a.C.). En el año 370, el rey de Chipre tomó posesión de la Nueva Tiro. Pero, en el 332 a. C., Alejandro el Grande hizo guerra contra la Nueva Tiro y la destruyó totalmente, tal como la Biblia lo profetiza.

3 profecía: Nabucodonosor termina por conquistar la ciudad de Tiro de tierra firme, como leemos en Ez. 26:7 y 8: “Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí que del norte traigo yo contra Tiro a Nabucodonosor rey de Babilonia, rey de reyes, con caballos y carros y jinetes, y tropas y mucho pueblo. Matará a espada a tus hijas que están en el campo, y pondrá contra ti torres de sitio, y levantará contra ti baluarte, y escudo afirmará contra ti”. En el año 586 a.C., Nabucodonosor había conquistado Jerusalén, para alegría de Tiro, pero un año después, en el 585 a.C., él se encaminó hacia Tiro, sitiando la ciudad durante 13 largos años y, finalmente, también la tierra firme cayó en sus manos. Él destruyó la ciudad, tal como Ezequiel, y antes de él Isaías, lo habían descrito.

Pero, en el intervalo, gran parte de los habitantes se pudo retirar a la isla rocosa, que se encontraba a 800 metros de la costa, en el Mediterráneo. Nabucodonosor no logró conquistar esa isla, de modo que se retiró. Lo interesante es que la profecía también menciona eso, en Ez. 29:18 al 20: “Hijo de hombre, Nabucodonosor rey de Babilonia hizo a su ejército prestar un arduo servicio contra Tiro. Toda cabeza ha quedado calva, y toda espalda desollada; y ni para él ni para su ejército hubo paga de Tiro, por el servicio que prestó contra ella. Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor; He aquí que yo doy a Nabucodonosor, rey de Babilonia, la tierra de Egipto; y él tomará sus riquezas, y recogerá sus despojos, y arrebatará botín, y habrá paga para su ejército. Por su trabajo con que sirvió contra ella le he dado la tierra de Egipto; porque trabajaron para mí, dice Jehová el Señor.” Asimismo fue que sucedió, y está históricamente documentado: Después que los babilonios sitiaron durante trece años a Tiro, no pudiendo conquistar la Nueva Tiro, situada sobre la isla rocosa, continuaron camino a Egipto y lo conquistaron en el 568-567 a.C.

También sorprende la observación de Dios sobre Babilonia: “… porque trabajaron para mí.” Los acontecimientos político-mundiales no están a merced de la coincidencia, sino que se encuentran bajo el control y la guía de Dios. Aun cuando es Satanás quien dirige, en definitiva todo va en la dirección que Dios ha indicado.

4 profecía: Los griegos concluyen la obra en la roca Tiro. “Y robarán tus riquezas y saquearán tus mercaderías; arruinarán tus muros, y tus casas preciosas destruirán; y pondrán tus piedras y tu madera y tu polvo en medio de las aguas. Y haré cesar el estrépito de tus canciones, y no se oirá más el son de tus cítaras. Y te pondré como una peña lisa; tendedero de redes serás, y nunca más serás edificada; porque yo Jehová he hablado, dice Jehová el Señor” (en Ez. 26:12 al 14). Si bien la palabra “él” en los versículos 7 al 11 se refería siempre a Nabucodonosor, el “ellos” de los versículos siguientes se refiere a los griegos. Alrededor de 250 años antes de los hechos, Ezequiel hace referencia a que los griegos conquistarían la Isla de Tiro. Alejandro tuvo la osadía de echar al mar los escombros de Tiro de tierra firme que Nabucodonosor había dejado atrás, formando así un dique de unos 800 metros de largo y 60 metros de ancho hasta la Isla de Tiro. De este modo, la Nueva Tiro finalmente pudo ser tomada en el 332 a.C., después de siete meses de sitio. ¿Y qué fue lo que Ezequiel profetizó? ¡“… pondrán tus piedras y tu madera y tu polvo en medio de las aguas.”! Como consecuencia, la Isla rocosa de Tiro verdaderamente se convirtió en aquello que Dios había profetizado sobre ella. Hasta el día de hoy la isla es una roca deshabitada, en la cual los pescadores extienden sus redes. Un antiguo centro económico se convirtió en una insignificante aldea de pescadores.

Las predicciones de Dios se cumplieron tan radicalmente, que es sumamente difícil para los arqueólogos establecer un exacto plan de ubicación de la Tiro Antigua, a causa de la falta de restos de la ciudad y del enarenado del antiguo puerto. Si bien la actual ciudad libanesa de Tiro se encuentra otra vez en esa región, la antigua ciudad de Tiro nunca más fue reedificada. Pero ahora, a causa de la arena que las olas, a través de los siglos, acercaron al dique construido por Alejandro, la isla está unida a tierra firme a través de una lengua de tierra, de modo que la isla prácticamente ha desaparecido.

En su libro “Sorprendentes afirmaciones de la Profecía Bíblica”, Mark Hitchcock hace la siguiente observación: “El matemático Peter Stoner dice que la probabilidad de que cada una de esas profecías sobre Tiro se cumpliera tal como fueron predichas – incluyendo todos los detalles contenidos en las mismas – se encontraría en uno a 400 millones. Eso es algo así como si uno arrojara una moneda al aire 27 veces, y al caer en tierra, la misma cayera las 27 veces con la misma cara hacia arriba.

Los acontecimientos relacionados con Tiro son un testimonio vivo de la infalible exactitud de la Palabra de Dios, y la destrucción de Tiro es una demostración del poder de Dios. También es una sobria exhortación, a todas las naciones y personas, de que el poder y el dinero separados de Dios no tienen permanencia, y que quien excluye a Dios se encuentra en camino directo a la ruina. Satanás trata de hacer que las personas se pierdan y que Dios aparezca como mentiroso, y les ofrece otras cosas como verdad alternativa. Lo hace, por ejemplo, a través de una ciencia que excluye a Dios y se establece tan solamente sobre la inteligencia y el razonamiento humanos.

Una persona especializada en acompañar a los que se enfrentan a la muerte, me contó de un ingeniero que se estaba muriendo y quien siempre había rechazado a Jesucristo. Poco antes de su muerte, repetía una y otra vez las palabras: “No tengo ningún mapa. No tengo ningún mapa.” Como ingeniero había viajado mucho y estaba acostumbrado a planificar sus viajes y trabajos con lujo de detalles, utilizando para ello los mapas. Ahora que se estaba acercando a la muerte, notó que había desaprovechado la oportunidad de preparar el mapa más importante de su vida: el mapa hacia el cielo. No obstante, momentos antes de su último suspiro pidió que se orara por él, lo que hizo, entonces, la persona que le acompañaba. Más no se sabe de él.

Una exhortación muy seria también, es que es muy peligroso renunciar a la amistad con Israel. Dios mismo es amigo de Israel, es más, vemos en Ex. 19:5 que Israel es Su propiedad. “No dejes a tu amigo, ni al amigo de tu padre”, dice en Proverbios 27:10. Ahitofel traicionó a David, Judas traicionó a Jesús, y países que en un tiempo fueron cristianos, en nuestros días están por traicionar a Israel.

Seguimos viendo en los acontecimientos relacionados con Tiro, que la arrogancia – juntamente con el esforzarse por las riquezas – es un peligro y siempre viene antes de la caída, como está escrito en Prov. 16:18: “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu”.

Y finalmente, para nuestra propia vida tenemos el privilegio de obtener gran seguridad de la Palabra de Dios, aferrándonos llenos de confianza a la Palabra profética totalmente fidedigna, y pensando en la exhortación de Hebreos 10:35: “No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón”.

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