La generación que no pasará hasta el regreso de Jesús

Reinhold Federolf

¿Quién será? ¿Quién forma parte de ello? Publicamos una investigación.

C. S. Lewis y el peor versículo de la Biblia
El autor de libros cristianos más famoso del siglo pasado, hecho mundialmente famoso post mortem por la adaptación cinematográfica de sus Crónicas de Narnia, C. S. Lewis, es un ejemplo sorprendente para muchos en lo que se refiere a la profecía bíblica. El gran pensador y activista Lewis, que publicó muchos escritos apologéticos (de defensa de la fe) sobre temas teológicos, porque había adquirido la impresión de que los teólogos profesionales no presentaban la doctrina cristiana con suficiente resolución, se encontró de pronto perplejo e impotente al leer Mateo 24.

En su ensayo The World’s Last Night (La última noche del mundo) dio la razón a los críticos que pensaban que la insinuación del Señor: “…no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca” (Lc. 21:32) era “el versículo más vergonzoso de la Biblia”. Pero Lewis explicó este hecho con que el Señor también dijo un poco más tarde: “Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre” (Mr. 13:32; Mt. 24:36). Para él, esto era, por un lado, una prueba de la fiabilidad de los Evangelios (señalaban el supuesto error del Señor sin ocultarlo) y, por otro, una prueba de la encarnación del Señor, porque como hombre no lo sabía todo y probablemente se había equivocado sobre la Segunda Venida.

C. S. Lewis procedía de la Iglesia Anglicana de Inglaterra, para la que las “especulaciones sobre el fin de los tiempos” y la actualidad de las profecías no eran en absoluto temas para tratar. También hoy en día hay muchos cristianos que pertenecen a iglesias y denominaciones donde no escuchan nada sobre el Arrebatamiento ni el glorioso regreso de Jesús, tampoco sobre el plan de Dios con Israel, las señales de los tiempos, los siete años apocalípticos y anticristianos, y el Reino Mesiánico de Paz.

A los que quisieran meterse en el tema les recomendamos conseguir buenos libros sobre profecía bíblica, el tiempo final e Israel, como también artículos y mensajes relevantes en Internet (aunque, por desgracia, mucho material está en inglés).

A C. S. Lewis ciertamente no le faltaban ni inteligencia ni energía. Pero, ¿por qué, con en el tema de la profecía, llegó a esta solución y no buscó los pasajes paralelos —que se relacionan con el tema– en la propia Palabra profética para resolver el dilema y encontrar la respuesta correcta? Incluso antes de dar su explicación, Lewis admitió a modo de introducción:

“No ambiciono ser un experto en los estudios mencionados. Solo he dado espacio a pensamientos que me han venido y que me han parecido, quizá equivocadamente, útiles. Todos se someten a la corrección de mentes más sabias”.

Estamos ante el desafío y la necesidad de examinar más de cerca la generación que menciona Jesús. En realidad, esta generación está bastante definida. Si ha habido incertidumbres y errores de cálculo por este motivo, es simplemente por no prestar la debida atención.

“Y oí al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el que vive por los siglos, que será por tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo. Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo, todas estas cosas serán cumplidas” (Dn. 12:7).

Al final de la Gran Tribulación, los últimos tres años y medio, Israel será como una arcilla ablandada y preparada para arrepentirse y ser transformada en un vaso de bendición por la aparición del Mesías glorificado. “Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca” (Lc. 21:28).

Jesús, los profetas de Israel, los apóstoles y especialmente Juan describieron y revelaron esto en el libro de Apocalipsis tan claramente que los acontecimientos pueden ser identificados más allá de toda duda: “Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca” (Mt. 24:33-34 y Lc. 21:32).

¿Qué cosas sucederán? ¿Qué se observará?

He aquí algunos puntos:

– El tratado de paz de siete años de Israel con el carismático y auspicioso líder mundial.

– La aparición en Jerusalén de los dos testigos que testificarán con poder; que nos recuerdan a Moisés y Elías.

– Tras exactamente 1,260 días de servicio, el líder mundial asesinará a los dos profetas.

– La profanación del Templo y la horrible imagen del anticristo que cobra vida.

– Los mensajes de los tres ángeles, oídos por todos los pueblos del mundo.

– Los terremotos apocalípticos que sacudirán y cambiarán el mundo.

– Las terribles guerras y el exterminio de la mitad de la humanidad.

– Las señales en el cielo (en el sol, la luna y las estrellas), los meteoritos y el mega-granizo.

– La seducción por el falso profeta (milagros y la marca) y la más terrible de todas las persecuciones por el anticristo “resucitado”.

“Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre” (Lc. 21:36).

A juzgar por el contexto del pasaje, se exhorta aquí a los que estarán en la Gran Tribulación. Esta generación de los siete años apocalípticos no desaparecerá. Han de perdurar hasta el glorioso retorno de Jesús —y entonces entrarán en Su reino.

¿No se equivocó Jesús después de todo?
Sigue otro versículo que parece difícil: “Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo de Hombre” (Mt. 10:23). ¿Cuándo se cumple esta profecía? 

Hay tres maneras de explicar el versículo:

1. Jesús ya ha venido, invisiblemente, para juzgar a Jerusalén en el año 70 d.C., como creen los Preteristas. Pero esto sencillamente no encaja, porque Jesús profetizó claramente que Israel se convertiría en Su Segunda Venida y Él aparecería entonces, no como un destructor, sino como el Libertador de Sion (Romanos 11:26; Isaías 59:20-21).

2. ¡O Jesús simplemente se equivocó en su limitación humana, como dijo C. S. Lewis!

3. Hubo una interrupción de 2,000 años. Israel fue puesto en stand-by y dejado en un segundo plano, como Pablo proclama explícitamente como un misterio ahora revelado: “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo…” (Ro. 11:25-26).

¿Qué significa “la plenitud” o “plenitud de los gentiles”? En la actual acción redentora de Dios, el evangelio de Jesús ha de llegar hasta los confines de la Tierra. Dios, en Su omnisciencia y omnipresencia, ha determinado el número de gentiles que se salvarán. Cuando esta multitud se haya convertido a Él, el tiempo de gracia se concluirá con el arrebatamiento repentino, y entonces comenzará el proceso de restauración espiritual de Israel. 

La última de las tres explicaciones mencionadas es la mejor, porque no ofende a Jesús ni violenta la profecía.

Si se supone que Mateo 24 y los muchos pasajes paralelos, y aún mucho más detallados en el libro de Apocalipsis, se habrían cumplido en el año 70 d.C., nos preguntamos dónde se pudo observar en el pasado el cumplimiento de los mencionados terremotos extraordinarios, guerras y señales en el cielo. Interpretarlo así es un suicidio intelectual y va en contra de la promesa de Jesús de que el Espíritu quiere guiarnos a toda la verdad.

La interpretación preterista de la profecía bíblica y el fin de los tiempos
El Preterismo trata el libro de Apocalipsis como meras ilustraciones simbólicas de los conflictos de la Iglesia primitiva, que pertenecen al pasado y ya se cumplieron. Esta corriente teológica rechaza la posibilidad de que el libro de Apocalipsis trate en gran medida de acontecimientos futuros.

En diversas gradaciones, esta tendencia bíblico-crítica combina la interpretación alegórica y simbólica con la convicción de que el libro de Apocalipsis no informa nada sobre acontecimientos ni juicios proféticos concretos del futuro. Así pues, el movimiento preterista enseña principalmente que todas las profecías sobre el fin de los tiempos mencionados en el Nuevo Testamento ya se cumplieron en el año 70 d.C., cuando los romanos atacaron y destruyeron Jerusalén e Israel.

El resultado son congregaciones que no muestran ningún interés por las importantes profecías apocalípticas y los pasajes y temas acerca del tiempo final, y que además apenas hablan de la segunda venida de Jesús. El peligro lógico es que uno resulte completamente sorprendido por lo que pase en el mundo. 

Pues si miramos el mundo de hoy, vemos clara e innegablemente los preparativos para el escenario apocalíptico.

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