“Jesús viene pronto”: ¿recién después de 2000 años?

Karl-Heinz Vanheiden

Mateo 10:23, 24,34; Marcos 9:1; 1 Tesalonicenses 4:17; 1 Corintios 15:51; 1 Juan 2:18 y Hebreos 10:37, muestran que nuestro Señor Jesús y los apóstoles profetizaron la segunda venida del Señor para su tiempo. ¿Se han equivocado entonces?

Mateo 10:23 señala: “Cuando os persigan en esta ciudad huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo de Hombre”.

Este versículo es muy discutido entre los intérpretes de la Biblia. A los teólogos liberales les gusta sostener aquí y en otros pasajes que Jesús se habría equivocado siempre que habló de Su pronta segunda venida. Pero aquí Jesús no habla de Su pronta venida sino de la finalización de la misión en general, ya que con Su segunda venida termina la misión en Israel.

El contexto de nuestro pasaje señala la comisión misionera de los discípulos y las dificultades que ellos tendrían al realizarla, es decir, persecución como declaran los versículos 14-22. ¡Ellos no debían dejarse intimidar! Al principio, la gran comisión se limitaba a Israel (vs. 4-5), pero ya el versículo 18 deja claro que la comisión iba mucho más allá de sus fronteras. Por la persecución que comenzó en los años treinta (Hch. 8:1), la segunda ola de persecuciones (Hch. 12:1) que tuvo como consecuencia la muerte de Santiago, el hijo de Zebedeo, y que obligó a Pedro a salir de la ciudad, los apóstoles no acabaron de recorrer las ciudades de Israel, y nosotros no lo hemos logrado hasta el día de hoy. Los capítulos posteriores de Hechos de los Apóstoles describen cómo Pablo empleaba exactamente los principios descritos, huyendo de una ciudad a la otra, y al hacerlo continuaba proclamando el evangelio.

Si consultamos Mateo 23:38-39, notamos que los pensamientos del Señor llegaban mucho más lejos que la destrucción de Jerusalén. Él dijo que vendría un tiempo en que los judíos de Jerusalén lo aceptarían con gozo. Aparentemente, ese es el tiempo del cual habla también Pablo en Romanos 11:25-26.

• “Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca” (Mt. 24:33-34).

La palabra generación significa ya sea seres humanos que nacieron en el mismo tiempo (=generación, contemporáneos), o personas unidas por una descendencia común (=clan, tribu, pueblo). Aquí, aparentemente, significa lo último, ya que el versículo 33 “todas estas cosas” hace referencia al contenido anterior del capítulo en los versículos 4 al 29. También los versículos 48 al 51, señalan un período de tiempo más largo hasta la segunda venida del Señor, del mismo modo que Mateo 25:5, 14, 19. Aquí, entonces, no puede referirse a la generación que vivía en ese entonces, sino al pueblo de los judíos que existirá hasta la segunda venida del Señor.

• “También les dijo: De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios venido con poder” (Mc. 9:1).

Se propusieron cinco versiones diferentes para lo que Jesús querría decir con esta declaración: a) la transfiguración que es descrita a continuación, b) la resurrección y ascensión del Señor, c) el derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés y la consiguiente propagación del cristianismo, d) la destrucción de Jerusalén en el año 70 y finalmente e) la segunda venida del Señor.

La más probable es la primera versión, ya que algunos de los presentes (es decir tres discípulos, v. 2) antes de su muerte tuvieron una visión previa de este acontecimiento poderoso. También la indicación exacta de tiempo en el versículo 2 habla a favor de esta versión. Más adelante, Pedro describe que los tres habían visto el poder y la dimensión gloriosa del Señor (2 Pedro 1:16-18), y que por eso, también estaban seguros de que Jesús volverá en gloria. De modo que, los tres discípulos habían percibido la existencia futura de su Señor como glorioso juez y eterno rey, aunque solo de manera pasajera, pero aún así real (Mc. 9:2-9).

• “Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1 Ts. 4:17).

Pablo consideraba que era posible que él todavía estuviera con vida cuando el Señor vendría otra vez. Pero si comparamos las aseveraciones en 1 Corintios 6:14; 2 Corintios 4:14; 5:1; Filipenses 1:20 y 2 Timoteo 4:6-8 con “nosotros los que vivimos” en el versículo 15, rápidamente queda claro que Pablo podía contar tanto con la segunda venida del Señor durante su propia vida, como también con su muerte anterior a este suceso.

• “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados” (1 Co. 15:51).

Por otra parte, algunos teólogos señalan al referirse a este pasaje, que Pablo contaría con que entre sus contemporáneos habría personas que no morirían. Eso significa que él tendría la seguridad que el fin del mundo ocurriría en los próximos 20 o 30 años. Pero si Pablo en la misma carta escribe: “Y Dios, que levantó al Señor, también a nosotros nos levantará con su poder” (1 Co. 6:14), difícilmente se puede concluir que él pensara que los cristianos de Corinto no morirían antes de la segunda venida del Señor. De modo que, en 1 Corintios 15:51ª, Pablo solamente señala que Dios más tarde o más temprano concluirá la historia de la humanidad. Cuando eso suceda, de una u otra forma algunas personas que confiesan a Jesús todavía estarán con vida.

• “Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo” (1 Jn. 2:18).

Juan escribió esta carta siendo de edad muy avanzada, aproximadamente unos 20 años después de la destrucción de Jerusalén, de modo que fue alrededor del año 90 d.C. Las iglesias, sin embargo, no se caracterizaban de modo alguno por una expectativa cercana fracasada, sino que esperaban con ansiedad y gozo la venida del Señor. La aparición de figuras anticristianas muestra que ya había comenzado la última hora del tiempo del fin. A pesar de eso, ellos son solamente precursores del verdadero anticristo (vea también 2 Ts. 2:3-4). La historia también presentó algunos precursores de ese tipo: Nerón, pontífices, Napoleón, Stalin, Hitler, entre otros.

• “Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma” (He. 10:37-38).

Los cristianos hebreos aparentemente estaban preocupados por la demora de la segunda venida del Señor. Pero ellos pueden tranquilizarse con la seguridad de que ya no falta mucho. La carta a los hebreos emplea aquí palabras dichas por Dios de la traducción griega del Antiguo Testamento, Isaías 62:21 y Habacuc 2:3-4. Los cristianos deben esperar pacientemente, ya que la venida del Señor está cerca. De eso testifican también Santiago 5:8 y 2 Pedro 3:9.

Ni uno solo de los versículos citados dice claramente que los oyentes de ese tiempo o los destinatarios de la carta aún vivirían cuando Jesucristo regrese. Todo lo contrario: hay algunas declaraciones de Jesús y de los apóstoles que aclaran que la segunda venida del Señor se retrasará.

Jesús mismo en Sus discursos del fin del tiempo señaló en algunas parábolas que Su venida se retrasaría, pero que aquellos que creen en Él deben estar siempre preparados para ese evento.

Mateo 24:48: “Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir…”.

Mateo 25:5: “Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron”.

Mateo 25:19: “Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos”.

A eso se añaden todos los acontecimientos que preceden la segunda venida de nuestro Señor en poder y gloria, y que en el año 70 faltaba mucho para que se cumplieran:

La proclamación del evangelio a todas las naciones (Mc. 13:10).

La gran tribulación que será tan terrible que sobrepasará todo lo que alguna vez sucedió desde que Dios creó el mundo. Tampoco después volverá a existir una aflicción de ese tipo (Mc. 13:19-20).

Las potencias de los cielos serán conmovidas (Lc. 21:25ss).

La venida del “anticristo”, del hombre de la anarquía (1 Jn. 2:18; 2 Ts 2:1-10).

La salvación de Israel como un todo y en completo (Ro. 11:12,25-26).

En cuanto a esto, una vez más, al final del evangelio de Mateo, aparece la gran comisión, que no da la impresión de haberse cumplido en el año 70 d.C.: “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt. 28:18-20).
Las aseveraciones de estos pasajes son tan claras que es difícil entender el “pronto” de las declaraciones de nuestro Señor.

El Señor está cerca (Fil 4:5; 1 P 4:5, 5:1; Ap 1:3, 3:11, 22:7,20).

En su segunda carta, Pedro da una clara respuesta a esto, porque ya en sus tiempos aparecían burladores que decían: “¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación” (3:4). Pedro dice que eso es un engaño tremendo, porque los tiempos de Dios funcionan de manera totalmente diferente a los nuestros: “Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con no­sotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 P. 3:8-9).

Como Dios es misericordioso, Él les permite a incontables personas convertirse a Él. Dios no retrasa de modo alguno su promesa. Y Él ha determinado con exactitud el momento para la misma. Nosotros no podemos saber eso de ningún modo (Mt. 24:44; 25:13; Mc. 13:32-33) y aun menos debemos decir que Él ya haya venido (He. 4:1; 2 Ts. 2:2). En todo caso, será como dijo Pedro: “Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche” (2 P. 3:10). Algo similar se nos dice muy a menudo, por ejemplo en Mateo 24:42-44,50; 25:13; Marcos 13:33-37; Lucas 12:41; 1 Tesalonicenses 5:2 y en otros pasajes más. Sí, Jesús puede venir en cualquier momento, y lo hará repentina e inesperadamente. Las señales que suceden anteriores a Su segunda venida no nos son dadas para que podamos calcular el momento de Su venida. Tampoco están para que en ellas podamos leer que todavía falta mucho tiempo para su regreso, porque algunas señales siempre han existido. No, las señales nos son dadas para que intensifiquemos nuestra expectativa. Porque Jesús, nuestro Señor, ha dicho:

“Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca” (Lc. 21:28).

Publicado primeramente en Bibel und Gemeinde 3/2016 (“Biblia e Iglesia”), y compartido aquí con amable permiso.

ContáctenosQuienes somosPrivacidad y seguridad