Jesús es diferente

Michael Kotsch

Jesús no tenía otra prueba sobre Su legitimidad, a no ser Él mismo. Él nunca escribió un libro, no comandó ningún ejército, no tenía un cargo político, ni tenía propiedad alguna. Hace casi 2,000 años, se movió en un perímetro de más o menos ciento cincuenta kilómetros alrededor de Nazaret, lugar donde vivía. Pero, aun así, Su nombre es conocido hasta hoy.

Jesús era absolutamente humilde, y aun así, Su ser transmitía una autoridad incontestable. Muchos estudiosos intentaron armarle trampas haciéndole preguntas difíciles, pero Sus respuestas y parábolas sencillas demuestran una amplia experiencia de la vida y de sabiduría que superaba a todos los de Su época.

Él tenía todos los tesoros del mundo a Su disposición, pero renunció a todo. Resistió a todos los intentos de corrupción. No fue seducido ni por los honores y las lisonjas. Incluso siendo el Creador del universo, vivía como si fuese un siervo de Sus criaturas.

Jesús nunca creó algún partido u organización, y aun así, Sus ideas sirven de base para incontables órdenes, universidades, instituciones de investigación e iglesias.

Se negaba estrictamente a emplear la fuerza o a oprimir a alguien y, sin embargo, liberó el corazón de millones de personas.

Él no dejó ningún tratado filosófico o escritos autobiográficos, pero, a pesar de ello, no hay ninguna personalidad de la historia del mundo de cuya vida las personas tengan más conocimiento que acerca de Jesucristo. La historia de Su vida - los 4 Evangelios - es el texto que más se ha impreso en la historia mundial. Sobre ninguna otra persona fueron hechas más disertaciones que sobre Él.

Jesucristo no pintó ningún cuadro, ni creó algún estilo nuevo, pero, a pesar de ello, sirvió de inspiración para incontables artistas, músicos, pintores, arquitectos y escultores en sus producciones. Como ninguna persona antes de Él, motivó a científicos en sus investigaciones y descubrimientos.

Sus valores y patrones éticos sirven de base hasta hoy para educación y jurisprudencia en la mayoría de los países del mundo. Nadie proporcionó cambios de manera tan profunda en la vida de tantas personas como Jesús. Él transformó a terroristas en personas pacíficas, a adictos a personalidades estables, concedió esperanza a desesperados y construyó Su reino invisible aquí en la tierra por medio de personas fallidas.

La genialidad de Jesucristo era evidente a todos los que lo veían u oían. La mayoría de las personalidades se desvanecen en los libros de historia; sin embargo, Jesús sigue siendo el tema de miles de libros y de incomparables controversias en los medios de comunicación. Gran parte de las diferencias de opinión está relacionada con las afirmaciones radicales que Jesús hizo a su respecto - afirmaciones que causan admiración tanto en Sus seguidores como en Sus enemigos. Él afirmó que es el Hijo de Dios, que domina la naturaleza y el mundo sobrenatural, así como que puede alejar enfermedades y que puede perdonar pecados. Todo esto lo comprobó en la práctica y en la presencia de testigos.

¿Qué significa esto para nosotros? “Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan 5:11-12).

Justamente estas afirmaciones singulares de Jesús fueron el motivo para que tanto las autoridades romanas como la jerarquía judía lo considerasen una amenaza. Fue considerado un difamador de Dios y ejecutado en una cruz; pero al tercer día resucitó de entre los muertos. No ha cometido ningún error, “Jesucristo el justo. Él es la expiación por nuestros pecados, y no solamente por los nuestros sino también por los de todo el mundo” (1 Juan 2:1-2). A pesar de Su condición de extraño, sin ninguna base o legitimidad política, en apenas tres años Jesús modificó el mundo por los próximos 20 siglos.

"De cierto, de cierto les digo", aclara Jesucristo, "el que cree en mí tiene la vida eterna". ¡Y esa declaración es válida aún hoy!

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