¿Es Dios verdaderamente justo?

Norbert Lieth

Entre las preguntas que repetidamente son planteadas está: “¿Es justo Dios?”, “Si Él es justo, ¿cómo puede permitir todo eso?” y “¿Por qué tanto sufrimiento?”

Todas las explicaciones que hasta ahora he leído sobre preguntas acerca de la justicia de Dios, de una u otra manera me dejan un tanto insatisfecho. No importa cuán extensa y justificadamente alguien trate de explicarlo, siempre es posible encontrarle una objeción.

Pero existe una respuesta que me tranquiliza totalmente. Esta no es una justificación o explicación compleja, sino una afirmación permanente. Es una respuesta dada por quienes conocen a Dios de la mejor manera: los habitantes del cielo.

Cuando el Señor venga otra vez en gran poder y gloria, la muchedumbre en el cielo entona un júbilo. Son los redimidos de la Tribulación. Ellos dicen: “Sus juicios son verdaderos y justos” y ahora exclaman: “¡Aleluya! …Alabad a nuestro Dios” (Ap. 19:1-5). Lo mismo también enfatiza el mundo angelical del cielo. Los 24 ancianos y los cuatros seres vivientes que son querubines se unen con un gran “¡Amén, Aleluya!” (v.4). “Y del trono salió una voz que decía: alabad a nuestro Dios todos sus siervos” (v.5). Los habitantes del cielo están convencidos de la veracidad y justicia de Dios.

Los ejércitos celestiales conocen a su Creador. Ellos siempre lo tienen delante de ellos y experimentan Su absoluta justicia y veracidad. “Sólo tú eres Jehová. Tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todo su ejército, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos. Tú vivificas todas estas cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran” (Neh 9:6).

El Hijo perfecto del cielo, es decir Dios mismo, es el Hijo eterno de Dios hecho hombre. Si alguien pudiera acusar a Dios de ser injusto, ese era Jesús. Él nació en un establo, tuvo que huir, sufrió todo el tiempo de Su vida. Él lloró, fue castigado, torturado, clavado en la cruz y abandonado por Dios. ¿Pero qué dice el Señor Jesús sobre Su Padre celestial?

En Juan 17, el Señor ora tres cosas. En Su primera petición Él nombra a Dios de “Padre” (v.1). En Su segunda petición dice: “Padre santo” (v.11). Y finalmente, en Su tercera petición utiliza el término: “Padre justo” (v.25). También en vista de Su hora más oscura sigue convencido de la santidad y justicia de Dios el Padre.

Ahora, si los ejércitos celestiales adoran a Dios y testifican de Su justicia, si Jesús dice eso sobre el Padre, ¿cómo podríamos nosotros cuestionarlo a Él? Cuando nosotros lo veamos como Él es, uniremos nuestras voces llenas de entusiasmo en el gran “Aleluya”. Todo sufrimiento solo es el penúltimo. En eso podemos evaluar a Dios. Un ser humano que cree en Jesús, ya no vive hacia la muerte, sino que muere hacia la vida.

A causa del pecado, la humanidad está confundida en su pensar de justicia. No sabe lo que es la justicia verdadera. Dios, sin embargo, es verídico.

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