¿En qué año después de la creación de Adán vivimos?

Fredi Winkler

Vivimos en el año 2018. Pero ¿en qué año viviríamos si contáramos desde el tiempo de Adán? ¿Es posible hacer ese cálculo?

Según la cronología tradicional judía, hoy vivimos en el año 5778 después de la creación de Adán. En el año 1996, no obstante, la ciudad de Jerusalén celebraba los 3000 años desde que el Rey David conquistara la ciudad de los jebusitas convirtiéndola en capital de Israel, mientras que según el calendario judío este evento recién debería tener lugar en el año 5884, o sea recién en 106 años. De esta manera, establecen indirectamente una concesión en la que entienden que la cronología judía es incorrecta desde el punto de vista histórico.

Las indicaciones numéricas en la Biblia no siempre parecen ser completas, y permiten diversas posibilidades de interpretación. La cronología judía se basa en la obra “Seder Olam Rabba” del siglo II después de Cristo, y desde el lado cristiano, el intento más conocido de establecer una cronología bíblica es el del arzobispo anglicano James Ussher (1581-1656). Su versión fue publicada en 1658, y (según su cálculo) establece que Jesús nació en el año 4004 después de la creación de Adán. Eso significaría que nosotros ahora en el año 2018 vivimos en el año 6022 después de Adán (4004+2018=6022). Por lo tanto, entre la cronología judía y la cristiana existe una diferencia de 244 años (6022-5778=244).

¿Dónde se encuentran las diferencias en el cálculo?

Hasta el nacimiento de Abraham las indicaciones en la Biblia son bastante claras y permiten un cálculo más o menos exacto. Pero con el nacimiento del patriarca aparece la primera diferencia decisiva en el cálculo. Según Génesis 11:26 a Taré, el padre de Abraham, le nacieron tres hijos cuando tenía 70 años de edad. Eso significaría que le habrían nacido trillizos, lo que sin embargo no es el caso. La cronología judía tomó este dato y contó a Abraham, quien es mencionado primero, como el mayor de los tres hijos. Génesis 11:32 señala que Taré llegó a cumplir 205 años de edad y que falleció en Harán. A continuación Dios ordenó a Abraham salir de Harán y a mudarse a la tierra prometida (Gn. 12:1). Según el versículo 4, Abraham en ese entonces tenía 75 años. Hechos 7:4 confirma claramente que Abraham recién se fue de Harán después de fallecer su padre. Eso significa que Abraham nació cuando su padre tenía 130 años de edad (205-75=130). Esto da una diferencia de 60 años según la manera en la que se compute el tiempo (130-70=60). De modo que Abraham no era el mayor de los tres hijos, sino el menor. No obstante, él es mencionado como el primero porque para la historia bíblica Abraham es el más importante de los tres hijos de Taré. El mismo principio lo encontramos también en Génesis 5:32, con los hijos de Noé.

La diferencia de 244 años entre la cronología judía y la cristiana se compone, en rasgos generales, de las siguientes divergencias (en las que la cronología cristiana, en parte basándose en el Nuevo Testamento, se calcula el tiempo de manera diferente):

Nacimiento de Abraham según los hechos ya mencionados: 60 años.

Tiempo de los jueces hasta el Rey Saúl: 62 años. El cálculo judío no toma en cuenta el tiempo de la opresión por los moabitas (Jueces 3:14), los canaanitas (Jueces 4:3) y los midianitas (Jueces 13:1). Estas diferencias dan por un lado, la suma de 85 años, pero por el otro lado, en parte es justamente lo contrario y los historiadores judíos en diversas oportunidades calculan un total de 23 años más que los historiadores cristianos. De modo que esto da una diferencia neta de 62 años (85-23=62).

Tiempo del gobierno del Rey Saúl: 38 años. El cálculo judío toma en cuenta solo dos años por el tiempo del reinado de Saúl, según 1 Samuel 13:1. James Ussher, por el contrario, calcula 40 años para el mismo, y eso con base en Hechos 13:21.

Divergencia en el cálculo del tiempo de los reyes hasta la destrucción del primer templo: 29 años.

Diferencia en la computación del tiempo de la destrucción entre el primero y el segundo templo: 55 años.

Con eso, llegamos a una diferencia total entre el cálculo del tiempo judío y el cristiano de 244 años (60+62+38+29+55=244).

De este modo, James Ussher calcula un total de 244 años más que los cronistas judíos. El tiempo de la destrucción entre el primero y el segundo templo es una época que históricamente es muy poco documentada en el judaísmo. Los cálculos errados para este tiempo están comprobados por documentos extra-bíblicos. Por el contrario, el cálculo de tiempo cristiano se basa en las profecías de las 70 semanas (o sea 69 semanas), es decir el tiempo entre la orden de reconstruir a Jerusalén y la aniquilación del Mesías (Dn. 9:24-26).

La cronología de Ussher probablemente es la que más se acerca a la realidad, si bien también puede contener equivocaciones. Sin duda, esta cronología es cuestionada por los historiadores modernos, y de hecho existen preguntas abiertas que exceden a este artículo. Pero los cuestionamientos no deben ser sobre si las indicaciones de tiempo bíblicas concuerdan con la investigación histórica moderna, ya que de todos modos fuera de la Biblia no hay documentos que se remonten a tiempos tan antiguos. El cálculo de Ussher se basa en el Antiguo Testamento, con especial consideración de los datos que ofrece el Nuevo Testamento, y es por eso el más digno de confianza para no­sotros.

Lo más destacable de estos números es el hecho que, según los mismos, han transcurrido más de 2000 años del nacimiento de Jesucristo y más que 6000 años de la creación de Adán. Más que nunca podemos decir: “¡El tiempo está cerca!”, así como está escrito en el último capítulo del Nuevo Testamento: “Y me dijo: ¡no selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca!” (Ap. 22:10).

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