El mensaje mostrado por un ángel

Wim Malgo (1922–1992)

Una interpretación del último libro de la Biblia. Parte 7. Apocalipsis 1:1-2.

Dios envía un ángel a Su siervo Juan para interpretarle esta revelación de Jesucristo, que va mucho más allá de nuestra capacidad de comprensión. En el texto original, en realidad, dice que Él envió Su ángel “y le ha comunicado esto por señas”. El trabajo de este ángel fue muy complicado, ya que era necesario establecer una conexión entre la capacidad de imaginación de Juan y los poderosos sucesos eternamente válidos –la revelación de Jesucristo. Esto parece ser algo imposible.

Pero eso justamente es el milagro de la revelación de Jesucristo en el libro del Apocalipsis: ¡que a Juan le fueron mostradas “cosas que ojo no vio ni oído oyó ni han subido al corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para los que lo aman” (1 Co. 2:9) de tal manera que las pudo captar!

Es más, no solo lo pudo comprender, sino que también fue capaz de escribirlas. Juan mismo confirmó el hecho inimaginable, que él incluso vio la revelación: “El cual ha dado testimonio de la palabra de Dios, del testimonio de Jesucristo y de todas las cosas que ha visto” (v.2).

Humanamente visto, es una imposibilidad. Pero así sucedía a menudo con los profetas del Antiguo Pacto, como por ejemplo en Miqueas 1:1: “Palabra de Jehová que fue dirigida a Miqueas de Moreset en los días de Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá; lo que vio sobre Samaria y Jerusalén.” Compárese también Isaías 1:1-2 y Abdías 1:1.

La forma en que los profetas y Juan escuchaban la Palabra, y al mismo tiempo, la veían de modo que podían captar y escribirla, va más allá de nuestros conocimientos. ¡Pero si ya el diablo sobre un monte alto al Señor Jesús le pudo mostrar, en un momento, todos los reinos del mundo y su gloria, cuanto más este ángel enviado por Dios podía hacer comprensible y visible para Juan lo inconcebible y lo invisible!

También nosotros dependemos de que los ángeles nos sirvan de esa manera. En Hebreos 1:14 dice de los ángeles de Dios, que ellos son enviados como espíritus ministradores “enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación”. Así como un rey tiene su corte, así los ángeles están a disposición del Señor enaltecido. Fueron ángeles quienes anunciaron el nacimiento de Jesús (Lc. 2). Un ángel fue y fortaleció a Jesús cuando este luchaba en el Getsemaní y estaba cerca de su muerte (Lc. 22:43). En la mañana de la Pascua había ángeles en la tumba vacía, proclamando Su resurrección: “¡No está aquí, sino que ha resucitado!” (Lc. 24:6).

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