El Apocalipsis del Cordero de Dios

Wim Malgo (1922–1992)

Para muchos, el Apocalipsis con sus numerosos símbolos es un libro sellado siete veces y de manera irrevocable. El centro del mismo es, sin lugar a dudas, Cristo como el Cordero vencedor de Dios. Lo que, sin embargo, significa el lenguaje figurativo alrededor de Él es interpretado de diversas formas por los más inteligentes de la iglesia. También el fundador de Llamada de Medianoche se animó a hacer una interpretación, y en esta serie y con la ayuda de su conocimiento amplio de la Biblia, él presenta de lo que podría tratarse en detalle. Parte 1.

El Apocalipsis es el “Apocalipsis de Jesucristo” (Ap 1:1). De modo que el mismo manifiesta la persona de Jesucristo, ¡y Él solo es el contenido del futuro! En el griego, la lengua en que fue escrito el Nuevo Testamento, usa la expresión “Apokalypse” (apokalypsis). Del Apocalipsis de Jesucristo leemos también en 1 Corintios 1:7: “…mientras esperáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo”. Allí se usa la misma palabra griega, y también en 2 Tesalonicenses 1:7: “Cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo”. Lo mismo dice también 1 Pedro 1:7: “…cuando sea manifestado Jesucristo”. En el mismo capítulo, Pedro dice en el versículo 13: “…la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado”. El Señor Jesús también usa esta expresión en Lucas 17:30: “…en que el Hijo del hombre se manifieste”. Todos estos son términos idénticos para el apocalipsis, es decir la revelación de Jesucristo.

El último libro de la Biblia es el único libro completamente profético del Nuevo Testamento. El mismo conecta estrechamente con los profetas del Antiguo Testamento, mientras amplía y profundiza el mensaje de estos, y más porque el cumplimiento más sublime de toda profecía bíblica se encuentra en el centro del Apocalipsis. ¿Qué es entonces el cumplimiento más sublime de la profecía bíblica? No es un pueblo, ni pueblos, y tampoco acontecimientos, sino una persona: ¡Jesucristo! Es decir que el Cordero de Dios se encuentra en el centro del Apocalipsis. Por esta razón es muy necesario prestar atención a la expresión “Cordero”. El Cordero nos muestra el Hijo de Dios en Su obra en la cruz del Gólgota. Extraño y maravilloso al mismo tiempo es, que en el Apocalipsis encontramos un despliegue séptuplo de carácter y obra del Cordero. Eso no significa que el Cordero fuera mencionado solo siete veces. ¡No, el Cordero es mencionado veintiocho veces en el Apocalipsis –eso es cuatro veces siete! El despliegue séptuplo de carácter y obra del Cordero es representado por:

Primero, la sangre del Cordero. “Cuando [el Cordero] hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero. […] Y cantaban un cántico nuevo, diciendo: […] tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios” (Ap. 5:8,9). En capítulo 7:14 también encontramos esta idea: “Estos son los que han salido de la gran tribulación; han lavado sus ropas y las han blanqueado en la sangre del Cordero”. Y otra vez en el capítulo 12:11: “Ellos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero”.

Segundo, el libro de la vida del Cordero. Este es mencionado dos veces en el Apocalipsis: “La adoraron todos los habitantes cuyos nombres no estaban escritos desde el principio del mundo en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado” (Ap. 13:8). “No entrará en ella ninguna cosa impura o que haga abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero” (Ap. 21:27).

Tercero, los apóstoles del Cordero. De eso leemos en Apocalipsis 21:14: “El muro de la ciudad tenía doce cimientos y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero”.

Cuarto, la esposa del Cordero. Ella es mencionada en Apocalipsis 21:9: “Ven acá, te mostraré la desposada, la esposa del Cordero”.

Quinto, la boda del Cordero. “Gocémonos, alegrémonos y démosle gloria, porque han llegado las bodas del Cordero y su esposa de ha preparado” (Ap. 19:7).

Sexto, el trono del Cordero. En Apocalipsis 22:3 dice: “Y no habrá más maldición. El trono de Dios y del Cordero estará en ella, sus siervos lo servirán.”

Séptimo, la ira del Cordero. “Y decían a los montes y a las peñas: ‘Caed sobre nosotros y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero” (Ap. 6:16). Esa ira del Cordero será terrible para el mundo entero.

De modo que vemos que el mensaje central del libro del Apocalipsis es la revelación del Cordero de Dios. Y ese es el verdadero objetivo de toda la Biblia. Ella fue escrita y dada a nosotros, para que conozcamos a Jesucristo, porque eso es la vida eterna. En esta conexión también queda claro, que el Apocalipsis les habla a aquellos que le pertenecen al Cordero: comprados con Su sangre valiosa. Como destinatarios se menciona primeramente a Sus siervos: “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto” (Ap. 1:1). Luego a las siete iglesias: “Juan, a las siete iglesias que están en Asia. […] Escribe en un libro lo que ves y envíalo a las siete iglesias que están en Asia” (Ap. 1:4,11). En todo esto se debe recordar, que los capítulos 2 y 3 están dirigidos a siete iglesias locales. Y al final del libro, el Señor Jesús mismo dice: “Yo, Jesús, he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias” (Ap. 22:16).

No debemos ser negligentes con el Apocalipsis, ya que nos da una tremenda visión de conjunto profética sobre toda la historia de la salvación neotestamentaria: desde la venida de Jesucristo a la Tierra hasta Su triunfo sublime; hasta el nuevo cielo y la nueva tierra.

El autor del Apocalipsis es Juan, o sea el discípulo “al cual Jesús amaba” (Jn. 13:23). Según Apocalipsis 1:9, él estuvo exiliado a la isla de Patmos (una pequeña isla en el Mar Ageo), y eso por la Palabra de Dios.

¡En el correr de esta serie de interpretación queremos escuchar con corazón sencillo y de oración, lo que el Señor nos dice, y ver lo que Él nos muestra!

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