Fuerza espiritual para cada día
“He aquí te he purificado, y no como a plata; te he escogido en horno de aflicción.” Isaías 48:10
Frecuentemente, Dios permite que sus santos, aquí en la tierra, experimenten pruebas sumamente pesadas. La única explicación que existe nos la da el profeta Isaías. De mi vida personal, yo podría contarle algunas experiencias y tribulaciones que nadie puede comprender. Pero nuestro fiel Señor me consoló, y consoló a nuestra familia vez tras vez, me fortaleció y me llenó de confianza. A través de todas las cosas tenebrosas, El permitió que nosotros - así como los siervos de la galería de héroes de la fe de Hebreos 11 - pudiésemos ver su radiante gloria.
En el versículo del comienzo tenemos una explicación de por qué los hijos de Dios, muchas veces, tienen que pasar por profundos sufrimientos: Para que perseveremos en la fe, como Job en la antigüedad y, de esa forma, otros sean perfeccionados juntamente con nosotros. En otras palabras: Para que por medio de la fe comprobemos que, por el Señor y en el Señor, tenemos plena suficiencia, como describe el salmista: “¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.” De esa forma, en medio de los caminos difíciles por los cuales seas llevado, podrás experimentar una profunda alegría y una profunda paz.