Fuerza espiritual para cada día
“Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación.” Romanos 15:2
Aquí tenemos un tercer principio de la naturaleza de Jesús. Medita en lo que es bueno, ve lo que es santo, lo que es eterno en tu prójimo y compórtate, delante de él, de acuerdo a eso. En otras palabras: mantenerse en un segundo plano o quitarse uno mismo del medio, significa estimular al otro para el bien y para un crecimiento cada vez mayor.
Es de allí que surge el cuarto principio: La disposición para sobrellevar las cargas. “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.” ¿De dónde surgen los problemas y las áreas de conflicto en la comunión con tu prójimo? Tan sólo del hecho de que tú quieres recibir en vez de dar. Tú esperas algo de tu prójimo, mientras que él espera algo tuyo. Quieres recibir amor por parte de él, mientras que él ansía una revelación del amor de Jesucristo en tu vida. Piensa ahora en cómo podrías aliviar la vida cotidiana de tu prójimo. “Imagínese” dirás, “ya estoy sobrecargado con mis propios problemas.” Pues, entonces, mira a Jesús y apodérate de Su naturaleza. De esta forma podrás ayudar a llevar las cargas de los otros y al mismo tiempo tú serás bendecido. Jesús dio. El dio siempre. El dio todo. El dio Su vida. El llevó nuestras cargas. El cargó nuestros pecados. El te carga a ti hasta la vejez, hasta que tus cabellos se tornen blancos.