Fuerza espiritual para cada día
“Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?” Romanos 9:20
Estas palabras nos muestran que cuestionar al creador, al Dios vivo, es una petulancia. En la historia del mundo sólo existe un por qué justificado: El por qué del Señor Jesús cuando exclamó en la cruz: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” Existen misterios y cosas profundas de Dios que nosotros los humanos, con nuestra capacidad de percepción extremadamente reducida, nunca podremos comprender. Toda la eternidad no sería suficiente para agotar y conocer a fondo Su naturaleza. Pues tan infinito y eterno como es El en Su existencia, así lo es en la gloria de Su naturaleza. Eso sencillamente significa que nunca llegaremos a comprender completamente la naturaleza de Dios. Sin embargo, es exactamente por esa razón que el mensaje del evangelio es tan precioso. El envió a Jesús, el fiel Salvador, y éste dice: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre.” Por intermedio de Jesús también nos es dada la posibilidad de vencer: “Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.”