Fuerza espiritual para cada día
“Sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias.” 2 Pedro 3:3
Con la profecía sucede muchas veces lo mismo que con la oración: acontece precisamente lo contrario de aquello que pedimos. En lugar de ser librados de una aflicción, la misma se hace aún mayor. Pero los verdaderos hijos de Dios no se dejan intimidar por eso. Ellos saben: si todo lo que veo y experimento contradice lo que estoy pidiendo, quiere decir que la respuesta está bien cerca. En el caso de las profecías, en un primer momento, parece que sucede exactamente lo contrario de aquello que está escrito en la Biblia, lo cual lleva a los enemigos a burlarse del pueblo de Dios. Pero los santificados, saben y ven lo que se mueve en el mundo invisible, pese a que en aquella esfera no se pueda ver nada todavía. Un buen ejemplo es la profecía del profeta Isaías, que dice que Babel (o Irak) y la gloriosa pompa de los caldeos habrá de cambiar como Sodoma y Gomorra. O, como dice el profeta Jeremías, que Babel se transformará en un monte de piedras y en morada de chacales. El definitivo cumplimiento de esa profecía está aún por acontecer, pero ya se ha iniciado, ya va rumbo a su desenlace final. Continuemos confiando en el Señor a pesar de todo lo que nos pueda apartar de El.