Fuerza espiritual para cada día
“Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.” Salmo 23:3
Aquel que comprende la profundidad de esta promesa se vuelve fuerte, confiado e intrépido. Si el Señor te conduce por sendas alisadas y por caminos de justicia, por amor de su nombre, ¿cómo entonces podría haber algo errado en tu vida? ¡Jamás! Todas las angustias, todo el mal humor, toda la insatisfacción y todas las quejas vienen de la incredulidad. Permíteme decirte, en forma bien personal: el Señor sólo es honrado y glorificado si aceptas Sus promesas como si fuesen tuyas personalmente. Si aquí está escrito: “Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre”, entonces eso es por amor al nombre de Jesús, pues está escrito: “Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.” Esa convicción de ser guiado por sendas alisadas y por caminos de justicia, consuela nuestro corazón. El mismo David, el cual también tenía esa convicción exclamó: “Por el camino de tus mandamientos correré, cuando ensanches mi corazón.” Es como un bendito círculo divino, una vez que hemos llegado a él, nos resulta fácil obedecer al Señor.